Hacía mucho tiempo que el conductor Carlos Herrera no se sentía tan satisfecho de transmitir una noticia. Si bien parecía que Carles Puigdemont contaba con una buena coartada para permanecer tan tranquilo en Bruselas, hoy, la justicia española ha avanzado con pie seguro para reducir sus oportunidades.
En un sorpresivo acto, Carmen Lamela, jueza que emitiera las órdenes de detención contra el aludido y los otro cuatro prófugos separatistas, ha ordenado retirar las mismas poniendo en jaque la estrategia del ex presidente ante la justicia belga. Si bien esto significa abandonar el juicio común por los delitos que hasta el momento se le han impugnado, ha sido un movimiento inteligente para anular sus argumentos de persecución política.
Herrera le da la enhorabuena al juez Llarena
El juez Llarena ha otorgado la resolución final para los fugados, dándoles la alternativa de permanecer en calidad de prófugos o regresar a España para enfrentar los cargos en su contra. Ya no hay excusas que entren en dilema con la constitución de Bélgica, al parecer.
Carlos Herrera ha sido el primero en alegrarse por la resolución tomada, dando una cálida bienvenida a sus oyentes en su programa radial, precisamente el mismo día en que se celebraba la Constitución de España.
"Señoras y señores, me alegro, buenos días"...
A continuación, expusó una amplia reflexión sobre los derechos constitucionales que actualmente atañen a los españoles, las reformas que siempre podían enfrentar y si estaba bien permitirlo o no.
Sin duda alguna, un programa que ha dado que pensar a millones.
A Puigdemont se le agotaron las opciones
Parecía que Puigdemont iba a salirse con la suya desde que las autoridades belgas, desestimaran las acusaciones que le llegaban desde España. Sin ir más lejos, no hace mucho que un fiscal excluyó la euroorden que lo implicaba en un delito de prevaricación.
Actualmente, el exmandatario catalán no tiene alternativas para seguir escudándose tras la justicia extranjera.
Tal como el mismo Herrera lo da a entender, él y sus cómplices pueden limitarse a quedar como cobardes, incapaces de hacer frentes a los delitos cometidos en España, o darse a conocer como quienes huyen de la ley. Una perspectiva que sin duda podría cambiar el punto de vista de los fiscales belgas.
"Será un señor que come mejillones en Bruselas o bien, un preso que tendrá que dar cuenta de todas sus cositas".