El periodista Jordi Évole dedicó su último programa a escenificar un cara a cara entre dos de las principales representantes políticas del panorama catalán: Inés Arrimadas, líder de Ciudadanos en Cataluña y jefa de la oposición, y Marta Rovira, secretaria general de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC). Un debate que da el pistoletazo de salida a la campaña electoral para las elecciones autonómicas catalanas que se celebrarán el próximo 21 de diciembre.
Las posiciones frente al proceso independentista
Las candidatas dedicaron la mayor parte del tiempo de emisión a poner de manifiesto, una vez más, sus diferencias con respecto al proceso independentista capitaneado por el Govern de Carles Puigdemont en los últimos meses.
Sin añadir novedades significativas en sus planteamientos ideológicos, Arrimadas insistió en la ilegalidad de las actuaciones de Junts pel Sí, mientras que Rovira aludió de nuevo a la represión del Estado y a la ausencia de diálogo por parte del Gobierno central.
El conductor del programa trató de limar determinadas aristas verbales protagonizadas por Arrimadas y Rovira. Concretamente, Évole preguntó a ambas por declaraciones suyas en las que tildaban a sus rivales políticos de golpistas y de fascistas, respectivamente. Ninguna de las dos matizó claramente esas expresiones, poniendo de relieve el tono en el que se iba a desarrollar el debate.
La realidad de la sociedad catalana
Évole quiso desviar, aunque fuera brevemente, la conversación hacia temas alejados de la controversia soberanista.
Así, planteó a ambas candidatas una serie de preguntas sobre la realidad en Cataluña: la tasa de paro, el número de refugiados acogidos en territorio catalán, el número de barracones en los que se desarrolla actividad docente y el número de mujeres asesinadas en 2017 por violencia de género.
Las respuestas de Arrimadas y de Rovira evidenció cierto nivel de desconocimiento de los datos concretos, ya que solo la líder de Ciudadanos apuntó una contestación relativamente adecuada en la cuestión de los barracones en centros educativos.
Sobre el resto de elementos, ninguna supo dar datos sólidos y de cierta precisión. Esta situación, según varios medios, puede evidenciar el excesivo peso de la cuestión del proceso independentista en unas elecciones que, conviene no olvidarlo, darán como resultado último el nombramiento de un gobierno autonómico.
Falta de comunicación entre representantes
También quedó de manifiesto en el debate lo poco fluidas que son las relaciones entre las dos representantes, algo que llama la atención en tanto en cuanto se trata de dos referentes en dos de los principales partidos en Cataluña. La distancia entre ambas quedó patente en los momentos iniciales antes de la llegada de Évole, un intercambio de preguntas de compromiso sobre el devenir de las respectivas campañas y de cómo se econtraban sus familias.
Jordi Évole evidenció aún más esa falta de comunicación cuando las preguntó si, en todo el tiempo que habían compartido como diputadas autonómicas, habían encontrado tiempo para compartir juntas un café, a lo que ambas reconocieron que no.
Añadieron que el debate que las había reunido en Salvados había constituido el intervalo de tiempo mayor que habían estado juntas.
Una importante coincidencia entre Arrimadas y Rovira
A pesar de las numerosas y predecibles discrepancias entre las dos, Marta Rovira e Inés Arrimadas sí confluyeron en un punto concreto. Cuando Évole les pidió que comentaran una virtud de su oponente, ambas coincidieron en señalar la valentía de la otra como mujer liderando una fuerza política. Aprovecharon ese punto para reivindicar mayor presencia femenina en puestos de decisión y representación, y celebraron la presencia cada vez mayor de la mujer en puestos como el de Arrimadas, que aspira a presidir la Generalitat.