La ultraderecha de Estonia se está caracterizando por los escándalos y por el racismo como claves de la vida política actual del país. Por ejemplo, este mismo miércoles Marti Kuusik, que era el ministro de Tecnología y Comercio en el Exterior, ha tenido que dimitir por una serie de acusaciones por maltrato. El lunes pasado, también, dos ministros que forman parte del EKRE, realizaron gestos racistas en la jura de sus respectivos cargos

En el Gobierno de Estonia están sucediendo escándalos de forma constante, desde que la ultraderecha ha llegado al poder de la mano de Yuri Ratas, el primer ministro del país, tras verse forzado a cogobernar con el EKRE (Partido Popular Conservador) y con el conservador Pro Patria después de las elecciones que tuvieron lugar en el país el pasado mes de marzo.

Esta alianza es extraña, ya que, el partido liderado por Ratas es de ideología de centroizquierda y reúne a los que se consideran rusohablantes. Pero, el EKRE es un partido cuya campaña se ha basado en un discurso cargado de xenofobia y que defiende ideas euroescépticas.

Denuncias vinculadas a la violencia machista

Ratas tuvo que hacer frente, este mismo miércoles, a los primeros problemas al tener que aceptar la dimisión del elegido como ministro de Comercio Exterior y Tecnología, el político ultraderechista Marti Kuusit, tras una serie de denuncias vinculadas a la violencia machista hacia la que fue su primera mujer. Esta dimisión ha tenido lugar solo dos días después de haber jurado su cargo de Ministro.

Esta dimisión ha sido la consecuencia de una serie de informaciones que los medios de comunicación difundieron durante estos días. Según dichas informaciones, Kuusik a principios del pasado mes de marzo, fue interceptado por la Policía conduciendo a gran velocidad y superando los límites de alcohol en sangre. A partir de ahí, el periódico estonio “Eesti Ekspress” ha revelado que el ministro había maltratado a la que fue su primera esposa, Karin, de forma repetitiva.

A pesar de que Kuusik ha rechazado en todo momento estas acusaciones y que su ex-mujer llamó a una radio del país para poder negar que hubiera sido víctima de episodios de violencia de género y acusó a los medios de comunicación de llevar a cabo una campaña de difamación en contra del que, en su día, era su marido.

La Policía está investigando todo lo que sucedió; pero, el político tomó la decisión de presentar su renuncia, a pesar de que en todo momento ha defendido su inocencia, ya que quiere restaurar su nombre y su buena reputación.

Durante la jura de cargos el pasado lunes, tanto Mart Herme, líder del partido de ultraderecha, como su hijo Martín (que ha logrado un puesto de ministro) hicieron gestos racistas a favor del conocido como “poder blanco” (el “ok”). No es la primera vez que el EKRE realiza algún tipo de comentario o gesto racista. En el año 2013, el propio Herme dijo que los negros debían volver por donde vinieron y que Estonia era un país blanco.

En el Riigikogu, el parlamento estonio, hay cinco ministros de ideología de ultraderecha

Es la primera vez en la historia del país báltico tiene una fuerza política en el Gobierno cuyo discurso es antiinmigrantes y euroescéptico. Este tipo de partidos se han aprovechado que en los ciudadanos del rural del país no han sentido ventajas desde que pertenecen a la Unión Europea desde hace quince años. Además, se está viviendo una vertiente antirrusa en el país: por ejemplo, el 25% de la población no quiere que se enseñe ruso en la escuela pública.