Cuando Alan Turing publicó su trabajo 'Computing Machinery and Intelligence' seguramente no imaginó que estaba abriendo la puerta a uno de los mundos cuya influencia en todos los ámbitos de la vida de los seres humanos solo se está empezando a vislumbrar.
Las fórmulas y la imaginación
En definitiva, la inteligencia artificial es la cualidad de las máquinas para exhibir un comportamiento y razonamiento propios de un ser humano. Pero la inteligencia artificial trata fundamentalmente con algoritmos, y son algoritmos que se atreven con todo. Fórmulas matemáticas que rompen las barreras que en muchas ocasiones han impedido avanzar a muchos investigadores y han frustrado las aspiraciones de muchos genios.
Es posible imaginar una máquina que pudiera aprehender las leyes del Universo mediante la observación del movimiento de los planetas, emulando a Kepler. Y, puestos a imaginar, se puede avanzar un paso más y pensar en una máquina que pudiera resolver un enigma como el de la teoría del campo unificado. Una máquina así tendría que establecer una relación entre el electromagnetismo, la interacción nuclear débil, la cromodinámica cuántica o interacción nuclear fuerte y la gravedad, extrayendo la esencia común a todas ellas y ofrecer una explicación generalizada del todo.
Seguramente a Einstein le hubiera encantado que le regalaran una máquina como esa para que le ayudara en sus investigaciones, pero hasta que a lo que llamamos inteligencia artificial se le infunda la fuerza de la imaginación, las capacidades de la máquina estarían muy lejos de parecerse a las del cerebro del gran científico.
El futuro no está escrito
Las crónicas del futuro recogerán los logros de esta nueva religión en la evolución de la inteligencia artificial. Religión efímera, como lo han sido todos los logros del ser humano. Pero sea como fuere, los futuros científicos crearán los prodigios que cambiarán la forma en la que los seres humanos nos vamos a relacionar con nuestro entorno, con las máquinas y entre nosotros.
Hasta que eso ocurra, los nuevos profetas alertan de los peligros que esta ciencia puede hacer correr a la humanidad. Stephen Hawking, Elon Musk y Bill Gates entre otros se han pronunciado al respecto, han emitido su opinión anunciando las peores consecuencias.
Sea como fuere, la inteligencia artificial acompañará al ser humano en su recorrido por el futuro, y los nuevos peligros serán conjurados por extraordinarias aplicaciones, nuevas capacidades que ayudarán al ser humano a vivir en la tecnología.