Acerca del amor y la infidelidad se ha hablado a raudales. Pero en el fondo pocas personas se han atrevido a tratar el tema de la infidelidad sin tapujos.
Cada día, se escuchan testimonios de personas que relatan con terror cómo sus maridos se han relacionado sexualmente con sus niñeras o cómo sus mujeres se han querido escapar con un amor del instituto o la universidad, haciendo que quede cierto recelo hacia las personas del sexo opuesto, pensando en si verdaderamente se puede ser fiel eternamente.
Sí se puede ser fiel
Pero a los infieles les falta comprender algo muy básico e importante para que ellos se puedan realizar en el amor: y es el sentimiento de enamorarse de verdad.
El amor verdadero es mucho más que sentir mariposas en el estómago, muchísimo más que un calambre en el mismo órgano vital o que una sensación de estremecimiento.
Es enloquecerse por esa persona que tiene grandes virtudes pero también defectos, beberse cada gesto y cada mirada que provoca.
Desear contemplar como camina cada día, disfrutando de una excelente conversación y sentir que se puede desarrollar el yo más auténtico y miedoso, más dulce y misterioso, enfrente de él o ella, sin miedo a reproches o juicios.
Y quizás ese sea un sentimiento del que habrá que ir aprendiendo a desgustar poco a poco, ¡a descubrir y encontrar! pasando por varias relaciones o enamoramientos (incluso platónicos) antes de llegar al definitivo.
En la mente del infiel, no existe la compenetración, tampoco el enamoramiento o el entendimiento. En algunas mentes es posible que se haya instalado la monotonía, en otras incluso la infidelidad es motivada por adicciones sexuales. Por eso prima el ahora, el vivir el momento, sin hacer grandes análisis de lo que podrá venir después.
El sentirse libre de responsabilidades hacia los demás es uno de los grandes saltos al vacío de los infieles. Y es lo que crea más problemas a la larga...
El amor no se ha acabado en este siglo
El amor está más vivo que nunca, pero para que el amor dure, hay que cultivarlo, encontrarlo, mimarlo.
Hay que tener claro qué se busca en una persona amada, saber con quien se sería compatible, para después trabajar en esa relación, creando unos sentimientos sanos de total ternura, pasión, complicidad y sobre todo verdad.
Ser infiel no es amar
Las personas que son fieles comparten y no temen hablar de todo con sus parejas. Saben que el otro les entenderá a la perfección y no tienen miedo a mostrarse tal y como son.
Por ello, las personas que son infieles, normalmente se mueven por atracciones puramente pasajeras, haciendo que el amor sea un sentimiento desconocido para ellos.
Hay tiempo para amar, y amar bien, pero hay que hacerlo con los cinco sentidos sobre todo desde el principio para que se pueda vivir un propio cuento de hadas.