No resulta agradable ver a un artista dar la de arena en el escenario. En algún caso que otro puede entristecer y en otros dar vergüenza ajena. El sábado pasado Joaquín Sabina pasó el duro trago de tener que abandonar el escenario a consecuencia de una afonía.
Por otro lado no fue plato de buen gusto ver la semana pasada a Amaia Montero pasando el mal trago del otro día, durante el concierto que ofreció en Renedo de Piélagos, Cantabria, durante las fiestas de San Antonio.
Una noche aciaga
La ex vocalista de la Oreja de Van Gogh estrenaba nueva gira con motivo del estreno de su cuarto álbum de estudio en solitario, "Nacidos para creer".
Nadie de los asistentes se creía lo que estaban viendo, o más bien escuchando. Y es que Amaia Montero [VIDEO] no daba una en el escenario. Intentó culpar a los músicos, a la falta de ensayos, incluso a los técnicos, pero lo cierto es que no era su noche y todos se preguntan ahora qué pasó para que su actuación fuera un desastre.
Los vídeos están circulando por las redes y va a ser un trago muy difícil de digerir para la guipuzcoana, si bien no es la primera persona a la que le pasa eso.
Por si fuera poco, el ayuntamiento está pensando en reclamarle la cantidad de 25.000€ por el concierto, alegando un comportamiento anómalo, ya que por si fuera poco, su actitud en el escenario daba para más de un comentario.
Mariah Carey empezando el año por derecho
Ya pasó por eso una de las máximas divas de la Música, como es Mariah Carey, que en un concierto de año nuevo, nos regaló un desastre de proporciones bíblicas, en el que se acumuló un playback bastante evidente con una cantante que no atinaba a entrar cuando era debido.
La mala salud de hierro pasó de nuevo factura
El sábado pasado, fue Joaquín Sabina quien tuvo una mala noche.
El genio de Úbeda de 69 años tuvo que retirarse casi al final del concierto aquejado de una afonía total. Preso de la emoción por tocar en Madrid, estuvo renqueante tanto de voz como de interpretación durante buena parte del recital, avisándo qué no estaba al cien por cien, que la emoción le podía y le estaba jugando una mala pasada.
Finalmente, durante “Y sin embargo”, Sabina abandonaba el escenario en medio de la canción, para no volver a la escena, se supone que muy afectado por lo que le estaba pasando.
A un artista de su trayectoria, verse así, impedido y con muchos achaques, le tiene que afectar demasiado, y es que tras el ictus que sufrió en el 2000, han sido muchos los problemas que han minado esa “mala salud de hierro” y que han causado cancelaciones de conciertos y algún que otro abandono durante alguna actuación.