Por fin se le prendió el foco al chico que te gusta y te invito a salir. Es hora de sacar toda la ropa del closet hasta encontrar la combinación perfecta, de ensayar peinados y técnicas de maquillaje. Te arreglas tres horas antes para que no llegar tarde, en fin, todo está saliendo muy bien. Pero justo cuando el galán entra en acción, la mala suerte y todo empieza a convertirse en una verdadera pesadilla. Al día siguiente del sucedo, no puedes decir que fue lo que estuvo peor: si cuando tu hermano le macho los pantalones con chocolate o cuando se te rompió la mini falda en un lugar muy vergonzoso o cuando tu papa le pregunto al chico si tenía antecedentes penales.

El ataque de lo imprevisto es algo que no podemos evitar lamentablemente, pero al menos podemos prepararnos para que cuando pase, hagamos algo en lugar de quedarnos paralizadas y con deseos de salir volando. Y para ello, veamos algunas de las situaciones difíciles cuando salimos con un chico y como resolverlas.

Cuando la naturaleza ataca

Nunca falla que cuando menos te lo esperas y en el momento en que menos debe, esos días deciden venir. Y si eres algo irregular, es el plan de cada día. No te tengo que decir que el que te agarren de sorpresa cuando estas con el chico que te gusta es para echarse a llorar. El único modo de resolver eso es que no corras riesgos y si sospechas que ya te toca o sientes esos primeros síntomas, por más leves que sean, te vayas preparada.

También es recomendable que uses colores oscuros y ropa con la que te sientas cómoda para evitarte disgustos.

Lapsos de silencio

Hasta ahora, todo iba muy bien, pero justo en medio de una conversación, se te pone en blanco la mente y no sabes que más puedes decir. Lo peor de todo es que parece que a él tampoco se le ocurre nada o está esperando que tú digas algo, pues se ha quedado mudo.

Entre más buscas que decir, más en blanco se te pone la mente y el temor de parecer aburrida empeora las cosas.

Después de leer el menú como siete veces y aprenderte de memoria la sección de postres, sigues igual que al principio. Pero antes de que te de un ataque de nervios, mejor deja de buscar frases inteligente o interesantes y acuérdate que él también es un ser humano y que está en la misma situación.

Otra opción es acordarte de las preguntas básicas o comentar sobre algo que ves a tu alrededor. Si le haces preguntas, de ahí puede salir un tema interesante y hasta divertido.

Finalmente, no importas en que situación te encuentres, así sea caerte en media calle o que él olvide el dinero para pagar la cuenta, mientras no pierdas la calma ni dejes que el pánico te gane. Y recuerda, mujer precavida vale por dos.