En cuanto terminan las vacaciones de verano, plazas, parques y calles pierden la alegría que transmiten los Niños. ¿Qué ha pasado?

Al parecer las manifestaciones y las protestas por parte de los padres no son suficientes para conseguir algo más de tiempo libre para los niños en lugar de llevarse tantos deberes a casa. A las familias, generalmente, nos apetece pasar más tiempo con ellos, pero no estudiando, y a ellos les apetece disfrutar de otras actividades que no sean ese tipo de obligaciones cuando salen del colegio.

¿Dónde están los niños?

Estaría bien decir que están jugando en el patio trasero con los amigos porque han acabado pronto con sus tareas.

Sin embargo, en estas fechas la mayoría respondería que "haciendo los deberes". Los que tienen suerte acabarán pronto, aunque tendrán que irse corriendo al conservatorio, a inglés, a chino, o lo que sea con tal de tener al niño ocupado y tratar de conseguir lo que no tuvimos.

¿Se preocupan los padres de saber qué es lo que quieren sus hijos? Seguro que sí, por supuesto. Queremos lo mejor para ellos y ellos querrán lo mejor para vernos contentos y sentirnos orgullosos. ¿Pero sabemos de verdad lo que les encantaría?

Cada vez es más frecuente encontrar a niños en la consulta de un fisioterapeuta o practicando técnicas de pilates. Parece ser que el estrés que conllevan afecta más de lo que cabría esperar.

Las contracturas deberían ser para los adultos en la edad de trabajar, no en los niños por estudiar. Parece una tontería, pero nuestros niños terminan enfermando.

Abuso de las nuevas tecnologías

Ya no es suficiente con tener ordenador en casa o la PS4, ahora los niños también deben pasar horas frente a una pantalla digital para estudiar en el colegio.

Recuerdo con nostalgia la vez en que nos regalaron nuestro primer diccionario, no sabíamos por dónde empezar a buscar una palabra. Cuando lo conseguíamos era gratificante y era una herramienta indispensable. Era nuestro internet de papel.

En un futuro, los niños ya no serán capaces de abrir un libro, a no ser que sea digital.

La idea de estudiar con iPad podrá enriquecer a unos, sin embargo, el desembolso por parte de las familias es inútil puesto que las licencias caducan al año siguiente. Eso quiere decir que toda la información se pierde y no puede ser aprovechada por otros niños. Cuantos libros habremos heredado en nuestra infancia, bien plastificados para mantenerlos en buen estado y cotilleando los dibujos que iban dejando otros.

Y no hablo de la intranquilidad que pueda causarle a unos padres el saber que su hijo se pasea por ahí con un iPad.