Si ganarais 3.000 euros de repente, ¿qué haríais con ellos? Estoy segura que lo primero que se os pasa por la cabeza son mil destinos de viajes, una televisión nueva o reformar tu casa. Es lo normal para cualquier persona con calidad de vida medio alta en un país como el nuestro. Pero si nos vamos un poco más al sur de nuestro país, descubriremos que la vida es distinta y, especialmente, la cultura. Las personas que viven detrás del estrecho no piensan como nosotros, al menos no la mayoría, pues ellos utilizarían ese dinero para salvar sus vidas.

En España han aumentado este último año de manera considerable las inmigraciones en patera, cuyo viaje no es que sea barato precisamente. Un viaje en patera puede costar entre 1.000 y 3.000 euros, dependiendo del número de personas que naveguen, de su edad y del tipo de barca que sea, pues hay varios modelos en el "catálogo". Aunque pagarían mucho más ya que piensan que lo que encontrarán después del duro viaje en esa barca de madera con condiciones lamentables es mucho más de lo que dejan atrás, en su país de origen.

Un problema que no acabará nunca

El problema de la Inmigración sigue creciendo, un 130% más este año. Las costas españolas se llenan de subsaharianos que salen de Libia y Marruecos con la finalidad de salir del continente africano, en el cual se encuentran atrapados.

El negocio de las pateras se ha convertido en una mafia en este país, personas que se aprovechan de la desesperación de sus vecinos para sacarles el poco dinero que tienen y mandarles en unas condiciones que, en muchas ocasiones, no viven para contarlas. Este año, 109 personas han sido víctimas los hundimientos de estas "barcas" con sobrepeso.

La situación en Marruecos empeora por momentos. Las desigualdades siguen aumentando, la poca estabilidad que tienen va en decadencia y la pobreza es algo ya típico de allí. Viviendo en una situación así, es normal que los habitantes de estas zonas quieran mejorar su calidad de vida, aunque para ello tengan que arriesgar su vida y la de sus familiares.

La ayuda humanitaria no es suficiente

Cada día los informativos emiten unos segundos de protagonismos a estas personas que luchan por su supervivencia, pero, ¿sabemos realmente como se sienten? No es fácil ayudar sin saber cómo hacerlo, cómo comportarse, que es lo que verdaderamente necesitan para salvarse.

Málaga, Cádiz y Murcia son los principales destinos de estos pobres desesperados, sin contar aquellos que directamente se dedican a saltar la famosa valla que ya todos conocemos de Melilla. Parece que la ayuda humanitaria que enviamos, no solo de España, sino desde más puntos de Europa, no es suficiente para solucionar este dilema que tan presente tenemos, aunque apenas sepamos de que se trata y que cada vez está más controlado por los gobiernos para que no afecte de manera directa a los ciudadanos europeos.

Lo que está claro, es que la solución aún no la hemos encontrado, que las consecuencias nos afectan a todos y que este problema nada más acaba de empezar.