Europa está sufriendo una escalada de ataques terroristas sin precedentes que saca a relucir las carencias que, en general, tienen las fuerzas de seguridad europeas a la hora de prevenir atentados como los que tuvieron lugar esta semana en la capital británica.
Khalid Masood según los medios británicos informaron, era un humilde profesor de inglés de 52 años, natural de la ciudad inglesa de Birmingham, que dedicaba su tiempo al cuidado de su jardín y de su familia, una persona educada que se llevaba bien con todo el mundo. Pero esto, es solo una cortina de humo, ya que Scotland Yard desveló el pasado turbio de esta persona que un principio, parecía un ciudadano común , y no un delincuente que ha estado dos veces en prisión por delitos ajenos al terrorismo, asaltos, posesión ilícita de armas, etc.
La cuestión radica en la falta, en muchas ocasiones, del intervencionismo de las fuerzas de seguridad cuando se trata de ejercer una vigilancia exhaustiva sobre este tipo de sujetos, ya que, por norma general , hay un cierto grado de control sobre ellos, se sabe de su alto nivel de peligrosidad, sus antecedentes, y se les deja "campar a sus anchas" hasta que ya es demasiado tarde. A título ilustrativo, podemos retrotraernos a los ataques sucedidos en Bruselas, donde la CIA advirtió a los servicios secretos belgas sobre el ataque inminente, y al que, las autoridades belgas no supieron reaccionar eficazmente. En el caso belga está aún mas agravado el hecho de que, de acuerdo a una ley existente, está terminantemente prohibido entrar a domicilios entre las 9 pm y las 5am, permitiendo así la huida de los autores materiales de los ataques.
En el caso de Khalid Masood y de Salah Abdeslam en Bélgica, son personas europeas, de los que se tenía constancia de sus actividades delictivas, y no se supo reaccionar a tiempo para evitar dichos ataques, entonces, ante la incapacidad manifiesta de Europa en general, de actuar sobre sujetos que son segunda o tercera generación de inmigrantes musulmanes, es decir son europeos, se genera una cuestión muy controvertida en la sociedad del viejo continente y es cómo Europa puede controlar a todos aquellos que se infiltran entre los refugiados.
Es cierto que en Europa y en el mundo existe un cierto rechazo hacia la comunidad musulmana desde que los ataques del World Trade Center el 11 de Septiembre del 2001 ocurrieron, se ha dado e incluso ha ido aumentando exponencialmente. En el caso europeo, estos hechos acaecidos desde esa fecha tan señalada en adelante, ha provocado una dificultad muy grande a la hora de integrar a estas minorías en los respectivos países de la Unión, derivando ello a una situación de exclusión social por parte de la sociedad a la comunidad musulmana, lo que conlleva, como por ejemplo en el barrio bruselense de Molenbeek, la creación de guetos musulmanes, y como resultado de esa exclusión, el aumento de paro en esa comunidad, lo que establece ahí un caldo de cultivo para la búsqueda por parte de organizaciones fundamentalistas como DAESH de personas que por una suma muy elevada de dinero, y un nivel de radicalización desorbitado, accedan a cometer semejantes atrocidades.
La vulnerabilidad a la que el continente esta sometida es ciertamente relativa, ya que existe un cierto control sobre este tipo de individuos, pero la impasibilidad de las fuerzas de seguridad del estado para intervenir con antelación en muchas ocasiones, y provocar la detención y el ingreso en prisión de los "vigilados", es muy frecuente, y deriva en los ataques que están sembrando Europa de terror y muerte.
Me gustaría proponer dos preguntas para finalizar el artículo e invitar a los lectores a reflexionar
- ¿Es necesaria la creación de un servicio secreto europeo común y un aumento del intervencionismo de las fuerzas de seguridad europeas sobre estas personas, aplicando unas políticas de inmigración mas férreas?
- ¿Debe Europa mejorar sus políticas de integración para poder evitar la radicalización de este tipo de personas?