Hoy, he seguido con expectación el juicio del ex duque de Palma, Iñaqui Urdargarin, el cual causaba un revuelo mediático importante por varios valores añadidos entre otros: monarquía, cambio de peticiones del fiscal, aveces como ciudadanos podemos ir a la cárcel por robar un litro de leche o por hacer un espectáculo de títeres pero la gente con influencias no roba, solo hace uso de sus posibilidades para su bien personal, imagino que entenderéis la ironía, pero bueno las usa porque tiene las posibilidades de una defensa ejemplar. Definir ejemplar puede ser jugar al ajedrez jugando con las blancas y las negras al mismo tiempo, cuando no hay lugar a perder, así cualquiera
La política y el amor se parecen en cuanto a las promesas pero por lo menos con el amor al final sabemos si es de verdad o no, aquí nos quedamos a ciegas, cuando somos nosotros los de a pie quienes damos más por lo que recibimos.
Hoy, aquellas personas seguidoras de la monarquía se preguntaran si seguirán haciéndolo y las que no eran seguidoras, se llenaran de motivos para seguir en su línea, tengo que admitir que lamentablemente ya no creo en política, hoy me pregunto si se puede creer en la Justicia que parece ser que no tiene autonomía suficiente para trabajar libremente.
Casualmente algunos fiscales han sido cesados de sus cargos, curiosamente los que llevaban casos importantes de corrupción de este país, quizás nos ocultan públicamente cosas lo que todos sabemos casi a ciencia cierta, pero aveces verlo de una forma tan descarada negando en nuestra cara lo que sabemos casi seguro, nos hiere en nuestra sensibilidad.
Pueden ponernos vendas en los ojos, pueden maquillar las noticias, decirnos palabras bonitas al oído y aunque se sigan perdiendo papeles, borrando memorias de los ordenadores, a nosotros los ciudadanos no nos podrán borrar la memoria, podrán comprar nuestros votos con engaños, pero no nos compraran la conciencia y la forma de ver las cosas y lo mas importante no nos podrán quitar la voz, menos mal.