Sabido es que en varias oportunidades, durante el desarrollo de su más reconocida obra, Akira Toriyama amagó con darle punto final y siempre por hache o por be terminó estirándola hasta convertirla en una de las más populares y extensas series de manga. Jugaron en favor de esto la presión de los fans hacia el mangaka y los ofrecimientos de más dinero que recibió por parte de Shueisha para que continuara con la exitosa historia. Muchas veces, la decisión de seguir fue acertada, pero en otras no. ¿Cuál debió ser el final de Dragon Ball? ¿En dónde se habría conseguido un final redondo y que dejara contentos y satisfechos a todos?
Al idear Dragon Ball, Toriyama, que se basó en la leyenda del Rey Mono para crear a Gokú y sus aventuras en la primera de todas las sagas (la del emperador Pilaf), imaginó una historia corta y sencilla, de unos pocos capítulos, combinando las aventuras con el humor que caracteriza a sus mangas. Pero la serie, según cuenta el mismo Toriyama, no alcanzó mucha popularidad, por lo que Torishima, su editor, le sugirió que introdujera competiciones, las cuales habían tenido mucho éxito en su mayor obra hasta entonces, Dr Slump, y así nació el Tenkaichi Budokai. A partir de allí, el personaje de Gokú y Dragon Ball se volvieron muy populares, y ya para la saga de Piccoro Daimaoh, hacía furor en Japón.
Bien, tenemos aquí una primera decisión acertada de continuar la serie. Está clarísimo que Dragon Ball no habría alcanzado el éxito que logró de haber sido una serie corta y de sólo unos capítulos. Con la llegada de Piccoro Daimaoh, comienzan a sucederse las apariciones de rivales cada vez más poderosos a los que Gokú y sus amigos deben enfrentarse.
El principio de hacerse cada vez más fuerte que se ve representado en Gokú comienza a tomar forma definitivamente y es el que caracterizará a la serie hasta su final.
Hasta ahí tenemos una serie de aventuras, humor y peleas muy entretenida, con personajes algo simples pero en donde la repetitividad todavía no se hace presente.
La serie toma un rumbo más serio a partir de la saga de los Saiyajins. Gokú se encuentra con su origen, se responden muchos interrogantes acerca de sus cualidades, debe aliarse a su máximo rival para hacer frente a una amenaza mayor, muere por primera vez, etc…Muchos condimentos hacen de esta saga una de las mejores y avizoran un épico final en donde el héroe de la historia, Gokú, se mide ante otro de los de su raza, Vegeta, quien aparenta ser el ser más poderoso del universo. Este habría sido un muy buen final de no ser por lo que vino después.Una vez más, Toriyama decidió prolongar la serie y así apareció Freezer, el tirano emperador del universo, conquistador de planetas, dominador, entre otras razas, de los mismos Saiyajins, de poderes inigualables e insospechados.
Nuevamente Gokú debe entrenar para volverse más fuerte y así poder vencer a la más grande de las amenazas universales...
Con esto, no quiero decir que no me gustaron las siguientes sagas de Dragón Ball. Yo no creo que sea así, pero sí es totalmente aplicable a las sagas posteriores a la de Freezer. Se cae en una constante reiteración que le hace perder originalidad y calidad a la serie. Disfruté yo viendo las sagas de Cell y de Boo, claro que sí, pero debo reconocer que un final redondito habría sido el de la saga de Namek, con la muerte de Gokú y Freezer tras la explosión del planeta. Fíjense que la leyenda del Super Saiyajin también pierde fuerza una vez que otros saiyajins además de Gokú pueden transformarse.
Ni que hablar cuando vemos que Goten y Trunks, siendo tan sólo unos niños, lo hacen con una facilidad pasmosa. El resto del grupo queda totalmente excluido al no poder ni acercarse a los poderes de los Saiyajins y acá, gente, la historia demuestra ya estar acabada.
#LaColumnaDeMajunia y #MaestroCeta [Re-elaboración]
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