Hace un par de noches, no podía conciliar bien el sueño y como una tentación inevitable, cogí mi móvil y leí las noticias recientes. Una de ellas me llamó especialmente la atenciónya que trataba de los linchamientos en las Redes Sociales.
Esto son, personas que suben un tweet ofensivo, lanzando un mensaje despectivo y carente de humanidad y , sin duda, con la intención de abrir la caja de pandora al hacerlo. Por ejemplo, recuerdo con pesar el desgraciado accidente de tren que sufrimos en Galicia, dejando 79 muertos por delante y decenas de familias destrozadas.
Después de esa terrible calamidad, aún hay gente o tal vez, sin alma, que tienen la cara tan dura y la lengua tan larga de publicar tweets ofensivos dirigidos a las víctimas o a toda la población española que los leyese, que esa es otra, dirás tú, "claro, lo lees porque quieres, y te hace daño o te ofende porque quieres también, porque buscas esa información e internet y nadie te manda hacerlo".
Pero, señores, vivimos en un mundo en el que internet se mueve más rápido que la luz y los medios de comunicación sobreviven gracias a las redes sociales. Es decir, la televisión está constantemente actualizada, saturada de información gracias al irrefrenable bombardeo que le proporciona la red.
Eso nos ayuda, a nosotros, los espectadores, a enterarnos de cualquier paso que dé el hombre, la mujer, Lady Gaga o el Papa Francisco.
También internet y las cadenas de televisión nos informan de personajes como Alicia Ann Lynch y de sus ideas astrales para revolucionar al ser humano más perverso. Creo que estamos haciendo algo mal, pienso que sería interesante sacar conclusiones de por qué dejamos que pasen estas cosas, por qué nos influenciamos tanto por el odio intempestivo y no nos centramos en cambiar esta realidad.
No es cuestión de no hacer caso a lo que se escriba en Twitter o Facebook. Yo, personalmente, miro con frecuencia mis cuentas y me entero fácilmente de las noticias, pero con cosas como estas, a veces es preferible respirar tres veces hondo y hacer alusión a ese refrán tan sabio que reza "Vive y deja vivir". Cada uno es libre de opinar lo que le dé la gana, pero no hay que confundir libertad con "voy a hacer lo que me dé la gana".
Opinar es una cosa; hacer daño y tener la voluntad de hacerlo es otra totalmente distinta.
Alicia Ann Lynch, subió una foto en Halloween vestida de corredora de la Marathon de Boston, con las piernas pintadas de sangre, creyendo que era divertido. La broma le salió cara, ya que perdió su trabajo y ahora todos la conocen por ello, ya que se difundió por redes sociales.
¿Y tú? ¿Quieres ser como Alicia Ann Lynch?