Parece que la serie Shameless, en su versión americana, empieza a recuperar esa trama enredada y sorprendente a cada minuto de metraje que consiguió engancharnos a todos. Después del bajón iniciado a finales de la tercera temporada y sobre todo la flojísima cuarta temporada los guionistas han vuelto a ponerse las pilas y a buscarnos momentos que nos dejen helados y nos impulsen a ver el siguiente capítulo una y otra vez.

Aunque es pronto para asegurarlo, ya que esta nueva quinta temporada se encuentra en emisión actualmente, esta semana hemos podido disfrutar del séptimo capítulo (los que la vemos en versión original con subtítulos) que nos ha dejado algún buen spoiler.

Adios Jimmy-Jack-Steve. Aunque la sub-trama de Fiona siga siendo un quebradero de cabeza para los guionistas, que no saben qué salida darle al personaje (lo de que acabara en prisión la temporada pasada fue tan rápido, repentino y poco creíble que la mayor parte de la audiencia prácticamente lo obvia) nos han cerrado una puerta para siempre. Por fin. Por fin se han decidido a "darle boleto" al personaje del chico malo que no aportaba nada a la historia actualmente y cuyo regreso no sentó bien a nadie.

Ian el bipolar. Con los antecedentes maternales que tiene la familia sólo era cuestión de tiempo que alguno de los hermanos sucumbiera a la enfermedad. Aunque muchos hubiésemos apostado por Carl o incluso la propia Fiona desde la tercera temporada (en la que ingresó por un puntazo en el ejército) digamos que se veía venir que Ian iba a ser el que sufriese el trastorno.

Los cambios que el personaje de Mickey ha sufrido y que le llevaron a dar el paso de salir del armario no han contribuido a darle a Ian una estabilidad que sus niveles de litio no pueden conseguir.

Debbie ya no se junta con las guays. Y menos mal. En la cuarta temporada no hay quien se creyera a esa Debbie que se juntaba con la rubia guarrona del colegio.

A ver si la trama de Debbie remonta ahora en el instituto, porque había perdido todo el sentido.

Mala hierba nunca muere. Ni el hígado destrozado ha podido matar a Frank Gallager, aunque no sé si hablo en nombre de todos los fans de la serie cuando imploro a los guionistas que lo maten ya. Ha conseguido lo que parecía imposible, que Sheila acabe por abandonarlo todo y marcharse.

Recientemente en esta temporada su hija bastarda Sammi le ha disparado en el brazo.

La subtrama de Lip es de las pocas que no ha ido perdiendo conforme pasaban las temporadas, aunque a todos nos decepcionó un poco que no consiguiera dejar de pensar en sí mismo para "salvar" a Molly de las garras de su novio maltratador. Habrá que ver cómo sigue evolucionando la quinta temporada, pero de momento, parece que la serie recupera lo que la hizo triunfar.