Denzel Washington es un grande de la actuación. Como un ex agente de inteligencia, su parsimonia es proporcional a su fuerza. Uno de sus secretos: adelantarse a sus oponentes y planificar cada movimiento y segundo de su ataque. Su misión: defender al indefenso y hacer justicia. A su manera.

La segunda entrega de El Justiciero nos muestra otro acierto de la dupla Denzel Washington y Antoine Fuqua, en un film cuyo ritmo, a ratos sosegado, a ratos explosivo, es el adecuado para entender lo que motiva y mueve a este ex agente secreto sumergido en un peculiar anonimato, y que debe en este caso, cobrar venganza.

Un taxi como fachada

Visualizado en una vida normal y corriente, Robert McCall usa su trabajo de taxista como una manera de detectar a ciudadanos que han sido víctimas de algún crimen o injusticia, y así, se apresta a ayudarlos. Parece encontrar en ello una suerte de redención. McCall es un buen vecino. Pero una llamada anuncia lo peor: una de sus mejores amigas (en realidad, de las pocas que tiene) ha sido asesinada, mientras investigaba en Bruselas el crimen de un agente encubierto y su esposa.

McCall comienza así su propia investigación, minuciosa, hundido en la tristeza y el dolor pero decidido a encontrar a los culpables de ese crimen. Pero su instinto está muy desarrollado, y empieza olfatear que las culpas apuntan a alguien insospechado.

Sin embargo, McCall es implacable y llegará hasta el final.

Una dupla talentosa

El director Antoine Fuqua, que dirigió a Washigton en la laureada y aplaudida película "Día de Entrenamiento", logra desarrollar una historia en la que este misterioso personaje muestra su deseo de proteger y ayudar a personas que necesitan una mano para lograr justicia, en sus distintas expresiones y manifestaciones.

El film está lleno de contrastes: la tranquilidad de una cotidianidad casi anónima, de personas y seres imbuidos en su quehacer, las tentaciones, la maldad, y la violencia como mecanismo para arremeter y dañar vidas, sin importar consecuencias ni desenlaces.

Así, la relación de este anónimo y silencioso justiciero urbano, efectivo y letal cuando se lo propone, con un joven vecino, que tiene talento para el arte pero que anda en malos pasos con pandilleros, nos revela su lado humano y un mensaje lleno de esperanza y optimismo: Es posible romper el círculo vicioso de la pobreza y el crimen si se toman decisiones a tiempo.

Excelente construcción del personaje de Denzel, cuya tranquilidad esconde un dominio absoluto de la acción y violencia que debe ejercer, si es necesario. Si no han visto "El Justiciero 2", se las recomiendo.

Alexei Guerra

@alexeiguerra