Conocemos muchos instrumentos de tortura gracias a la Inquisición pero, ¿conocíais este toro metálico? El Toro de Falaris es un instrumento de tortura aunque parezca extraño. El nombre viene de un señor llamado Falaris. Pensaréis que él fue quien murió en el toro pero al parecer, en el toro murió el señor que lo diseñó. Así es, se llamaba Perilo y fue metido en el toro por los subordinados de Falaris que era un tirano de Acragas en Sicilia. El tirano murió en el año 554 a.C.
¿Cómo era la tortura con el toro de Falaris?
La tortura con este procedimiento era realmente horrible porque consiste en un toro realizado en bronce que está hueco.
Imagino que ya os vais haciendo una idea. La estatua del toro se coloca sobre una fuente de calor, es decir, una hoguera para que aumentase el calor tanto del bronce como del interior. Metían a la persona en el interior y cerraban. Para regodearse más todavía, lo gritos de los torturados salían por la boca del toro para así simular el mugir del animal.
Reflexiones en torno al toro de Falaris
A inicios del siglo XX, algunos investigadores sugirieron que el toro de Falaris podría tener su comienzo en el culto al toro fenicio. En la zona mediterránea como por ejemplo Creta, también se tenía mucho culto al toro. De ahí surgió la hipótesis de que podría ser una continuación de los antiguos sacrificios que se hacían en Oriente, concretamente, sacrificios humanos.
Sin embargo, es una hipótesis y por lo tanto no tiene argumentos suficientes como para ser defendido a capa y espada.
No obstante, no podemos negar que el toro de Falaris existió ya que se ha nombrado en antiguos escritos. Tenemos a Aristóteles que lo nombra como una acción depravada y luego a Píndaro que vivió un siglo más tarde y fue el que dio nombre al instrumento de tortura.
Es por eso que podemos constatar que existió el toro de Falaris, que estuvo en Agrigento (Sicilia) y que después pasó a estar en Cartago acabando en las manos de Escipión el Africano. Al final, se devolvió a su ciudad de origen (hacia el año 200 a.C.). Se dice que fue Escipión el Menor el que devolvió el toro junto con otras obras de arte después de que Cartago fuese destruida en el año 146 a.C.
Este acto hizo que terminase la tercera guerra púnica.
El mundo de los instrumentos de tortura es aterrador y como podéis ver no es invento de la Inquisición (aunque les gustaba lo suyo) sino que ya existieron anteriormente otros instrumentos.