De padre griego y madre británica, nace en Gales en 1985 Marina Lambrini Diamandis. Pasa la chica su infancia junto a sus padres y a su hermana Lafina en su tierra natal. Ingresa a estudiar en el colegio Haderdasher´s Monmouth School for Girls y es ahí (y a muy temprana edad) donde la niña es diagnosticada de sinestesia (que es como se define a la patología de asociar colores con notas musicales).

Primer revés familiar

En 2001, cuando Marina era una adolescente de dieciséis años, sus padres deciden separarse y ella deja atrás su localidad de nacimiento para viajar con su padre hasta su país natal, Grecia.

Allí convivirá con él durante dos años, justo hasta cumplir la mayoría de edad cuando decide regresar al Reino Unido, pero esta vez para establecerse en la capital londinense.

De vocación, artista

Encaminados sus gustos hacia la música, prueba recién llegada a Londres en una escuela de baile, en la que apenas da clases durante dos meses. Es a los dieciocho también, cuando comienza a escribir y componer sus propias canciones, fortaleciendo su conocimiento musical primero en la Universidad de East London en su primer año y continuando al siguiente en la Universidad de Middleesex.

Primeros pasos al estrellato

Como cualquier joven de nuestros días comienza su andadura subiendo sus actuaciones en casa, en redes sociales como fue el Myspace.

De esa manera estuvo trabajando y produciendo sus canciones hasta que tres años más tarde, en el año 2008, firmó su primer contrato con la compañía musical 679 Artists, discográfica enfocada en nuevos valores, como era ella en esos momentos.

Una estrella con luz propia

Reconocida como cantautora, Marina Diamandis se hace conocer con el nombre artístico de Marina and the Diamonds, que a simple vista parece que va a acompañada por un grupo, pero que en verdad no es así.

Marina en sus entrevistas (con respecto a la elección del nombre) reconoce no haberse sentido integrada en la sociedad que le tocó vivir y que al descubrir que otros “corazones”( tal como ella diría) la acompañan en el mismo sentir, se siente por primera vez inmersa o acompañada por todas esas personas afines a ella, que finalmente se sienten reflejados los unos en los otros y a la par reconocidos dentro de una sociedad en la que no encajan.

Reconocimientos

Pese a sus tres discos publicados, sus giras, tras haber sido nominada muchas veces, otras tantas resultar ganadora de premios británicos y europeos e incluso tener un disco de oro y otro de plata, la fama no parece querer alcanzarla del todo. Su valía queda, aún así, demostrada no solo por su música sino por la letra de sus canciones, aunque quizás sea justamente ese el motivo que la aleja de la mayoría de cantantes famosos mundialmente.

Aportación a la música

Realmente la figura de Marina Diamandis, aunque no sea muy conocida en el panorama musical y sus seguidores se puedan contabilizar fácilmente, brilla (como si hiciera gala de su apellido) en lo que a valores humanos respecta.

Sus letras son comprometidas, describiendo bajo su punto de vista una sociedad que nos encasilla y nos hace vivir al modo que está prefijado, convirtiéndose sus canciones en un grito a la libertad, una denuncia o una queja a todas aquellas normas que nos encasillan y nos hace perder nuestra individualidad y propia esencia.

Un ejemplo de integridad

De cargado peso espiritual, Marina enfoca sus letras a temas existenciales, huyendo de banalidades o frivolidades que representan el aspecto más comercial y el más directo para ser altamente exitoso. A sabiendas de este factor, su labor hace que muchas personas con sus inquietudes y dudas, encuentren un punto de referencia y apoyo en una joven cantante que nos demuestra que la música pop también puede ser un vehículo perfecto para cambiar nuestra sociedad actual o al menos hacerla reflexionar.