México enloqueció con el regreso de la banda tras 4 años de ausencia
Red Hot Chili Peppers volvía a tierras mexicanas presentándose en dos fechas diferentes que servían para presentar las nuevas canciones de su disco The Getaway, en una doble noche en la que canciones Sick Love, Encore Factory of Faith y volvieron a ser tocadas después de meses sin estarlo.
La primera noche arrancó con un potente Flea marcando el ritmo que daría paso a Around the World, la que encendería a un pueblo mexicano que disfrutaba con cada nota tocada por californianos.
Le seguía el paso Scar tissue cuya perfomance recordó a la época de John Frusciante y la que Anthony Kiedis cantó con un su gran tono vocal que demuestra que el paso de los años no afecta a su voz.
Durante la primera noche canciones como Higuer Ground, Tell me baby, Blood Sugar Sex Magic y Go Robot esparció el funk por el Pabellón de los deportes. Canciones como Under the bridge y Californication traerían la calma a un entusiasmado público.
Segunda noche cargada de energía y sentimientos
A lo largo de la noche ocurrió un hecho peculiar, fueron tocadas canciones de casi todos sus discos recordando a conciertos a de principios de los 90. Del disco The red hot chili peppers tocaron la ya clásica Mommy where`s daddy?, de The Uplift Mofo Party Plan tocaron Me and my friends (una mítica canción de los 80' que tocaban con Hillel Slovak).
Remontandonos a los 90, los hits Suck my kiss, The power of equality (con la que abrieron el festival de Lollapalooza de Argentina en el año 2014), Give it away y I could have lied, pertenecientes al legendario Blood Sugar Sex Magic, fueron las elegidas para ser tocadas. Canciones como Californication, By the way, Goodbye angels y The Zephyr song fueron uno de los puntos con mayor emoción que hubo durante la segunda noche debido a que tanto público como Anthony Kiedis la cantaban a la vez lo cual hacía que el sonido del concierto se pudiera oír a 2 kilómetros de distancia.
La sorpresa de la noche fue Don't forget me, canción del álbum By the way, cuyo solo recordó al tocado por John Frusciante en el año 2005 en Alcaraz, y la interpretación por parte de Josh Klinghoffer de I know it's gonna happen some day, una canción original de Morrisey.
Uno de los momentos más emotivos de la noche, y lo que demuestra el corazón que tiene la banda, ocurrió durante el descanso donde se proyectaron imágenes de los equipos de rescate, que intervinieron en el terremoto que afectó a la población semanas antes, mediante las pantallas lo que llegó al corazón de los mexicanos.