Aunque nos pueda parecer increíble, tenemos ante nosotros una verdad angustiosa. Norilsk es una ciudad rusa que se encuentra en el norte de Siberia y tiene una población de aproximadamente 230 mil personas. Una estimación llevada a cabo en el 2008. Es una de las ciudades más grandes dentro de su zona y es de las pocas que tiene un suelo continuamente helado.
Esta ciudad, desde el 2001, solo permite la entrada a rusos y bielorrusos.
Norilsk es una de las ciudades más contaminadas
Así es, no cabe duda. Aunque pensemos en China con sus grandes niveles de contaminación o México, ninguna de ellas supera la Contaminación que llega a haber en esta ciudad.
Esto se debe a que no es una contaminación derivada del tráfico, sino que proviene de la gran cantidad de actividad minera de la ciudad. Esta minería se basa principalmente en el níquel teniendo como fábrica productiva de la zona a MMC Norilsk Nickel. Esta empresa es la que crea la mayoría de los puestos de trabajo en la ciudad aunque aquí se crea un doble filo ya que producen empleo pero les quitan gran parte de su salud.
Una esperanza de vida escalofriante en Norilsk
Los datos que acompañan a esta ciudad cuando hablamos de esperanza de vida son terroríficos. Norilsk no tiene árboles en 48 kilómetros a la redonda. ¿Por qué? Debido a que en la ciudad hay lluvias ácidas que matan todo lo que se encuentra alrededor.
Se ha calculado a nivel mundial que el 1% de las emisiones de dióxido de sulfuro se producen en Norilsk. Un dato que a más de uno nos dejará estupefactos. ¿Qué pasa entonces con los humanos? ¡Tienen una esperanza de vida de 43 años! La mitad de esperanza de vida de una persona con una salud normal.
Vivir en Norilsk es acostumbrarse a una serie de sucesos que incómodos y desagradables.
Es tanta la explotación de cobre y niquel que cuando caen los copos de nieve son de color negruzco. Por otra parte, el aire huele a azufre ya que hay una serie de partículas de metales en el aire como el cobalto, el plomo y el selenio además de los dos comentados anteriormente.
No es de extrañar la esperanza de vida que tiene la zona.
Pero la pregunta es, ¿por qué siguen viviendo allí? Quizá prefieran vivir en su ciudad aunque los niveles de contaminación sean muy altos ya que es lo único que han conocido. Esto se debe a que es difícil moverse de la ciudad debido a las temperaturas. Los habitantes están acostumbrados a esperar por los aviones que normalmente no pueden despegar a la hora. Al final, el hogar es el hogar pero, ¿hasta qué punto? Queda a reflexión de cada uno.