Calígula, nacido bajo el nombre de Cayo Julio César Augusto Germánico, fue un emperador romano más conocido por los rumores que rondan alrededor de su figura que por haber sido emperador romano. Reinó solo cuatro años siendo el tercer emperador romano. Formó parte de la dinastía Julio-Claudia que fue aquella instituida por Augusto.
Las fuentes que describen a Calígula
El problema con los rumores de Calígula es precisamente las fuentes. Si existieran muchas fuentes contemporáneas al emperador, podríamos hacer un estudio extenso de las mismas, pero no son muchas las que han sobrevivido hasta la actualidad.
Las pocas que sí lo han hecho, no hablan muy bien de él ni como persona ni como emperador. La mayoría de fuentes se centrar en los aspectos de su personalidad que dejan a más de uno a cuadros. Le llaman cruel, perverso sexual y un sin fin de adjetivos similares.
Sabemos por las fuentes que trabajó duro para elevar la autoridad del princeps, que sería la figura del regente, hasta la de un dios. Es decir, se le conoce como el emperador que intentó construir un templo para que todos le rezasen como si de una deidad se tratase.
Pero si por algo se conoce bien a Calígula, es por querer nombrar a su caballo, cónsul y sacerdote. Por supuesto, según esas fuentes que no podemos verificar como ciertas sino como rumores para desacreditar al emperador.
El caballo de Calígula
El caballo de Calígula se llamaba Incitato, en latín Incitatus. Fue el amor platónico de Calígula (su caballo preferido) y se dedicaba a las carreras. Había nacido en Hispania. En esa época se importaban hacia Roma alrededor de 10 mil al año.
Calígula tenía tal devoción por su caballo que mandó construir una caballeriza solo para el caballo, realizado con materiales exquisitos.
El caballo tenía dieciocho sirvientes que lo cuidaban además de dormir con mantas púrpuras. Parecerá una tontería pero era el tinte más caro en aquellos tiempos y se reservaba para la familia imperial.
Fue Suetonio el que comentó que Calígula había intentado nombrar cónsul a su caballo. También se ha comentado que podría haber sido el resultado de una demencia pero en realidad, muchos lo atribuyen a que tenía unos senadores con una actitud muy pusilánime.
Otra de los cuidados del caballo incluía comer avena con delgadas láminas de oro además de beber uno de los mejores vinos. Le vestían con collares de joyas y lo vestían con prendas de la mejor calidad. La verdad es que según los rumores o los detractores de Calígula, el caballo vivía como un emperador.