Se han encontrado las escrituras más enigmáticas de la historia y cuando pensábamos que todo se había descubierto, se encuentran unos jeroglíficos de 5.200 años de antigüedad.

La misión arqueológica

En la universidad de Yale y de los Museos Reales de Arte e Historia de Bruselas se ha emprendido una excursión arqueológica por la que han encontrado varios grabados en una piedra que se encontraba cercana al antiguo asentamiento de Elkab, al sur de Luxor. No es extraño que se encuentren resquicios de la antigua civilización cerca de antiguos centros sociales como lo era Luxor.

No solo tienen una antigüedad considerable sino que también son muy grandes, según comunica la universidad. Los jeroglíficos corresponden a las etapas de formación de los mismos y ofrecen ejemplos de cómo desarrollaron los egipcios su complejo sistema de escritura con ese matiz único.

El primero de los resquicios escritos corresponden al cuarto milenio a.C. y mediados del cuarto milenio a.C., donde se representa un conjunto de elefantes. Además, uno de ellos tiene representado un elefante en su interior, una manera hasta ahora novedosa de representar el embarazo de un animal. Otro de los paneles de escritos corresponde al 3250 a.C. y está formado por cuatro signos escritos que se deben leer de derecha a izquierda ya que es la disposición en la que se leen la mayoría de textos egipcios de años siguientes.

Estos símbolos son una cabeza de toro por encima de un palo corto, y dos jabirus africanos (aves) de espaldas (sin mirarse) y para finalizar, un ibis eremita entre los dos.

Informa John Coleman Darnell (el director de la expedición) de que "podrían expresar el concepto de la autoridad real sobre el cosmos ordenado". Es una noticia reveladora que nos informa de que el desarrollo de la escritura jeroglífica no tuvo por qué ser lenta ni de carácter burocrático, sino que era una práctica que estaba territorialmente extendida y dispuesta con una variedad de temas diversos.

Lo que esconden los lugares de descanso

El lugar protagonista de estos testimonios es un desierto (Elkab) el nombre por el cual se llama ahora la antigua ciudad egipcia de Nejab (la que los griegos llamaban Ilitiáspolis), a pocos kilómetros de la vía que comunica con Hierakonpolis. Es usual encontrar inscripciones cercanas a las vías de comunicación paralelas al Nilo, normalmente en zonas que utilizaban los viajeros para descansar del sol y calor abrasador del desierto.