La formación de los niños en la Antigua Grecia era un factor muy importante desde que la madre sabía que estaba embrazada. Ya en aquellos tiempos, Platón aconsejaba a las madres en período de embarazo que hiciesen ejercicio. Por otra parte, Aristóteles aconsejaba que las madres se alimentasen de manera adecuada.
La felicidad de tener un hijo varón
Cinco días después del parto, se celebraban las Anfidromias, un festejo familiar en el que el padre corría alrededor del fuego doméstico con su hijo cargado en sus brazos, mostrándolo a su familia. Era en ese momento cuando le otorgaban un nombre, que normalmente era el de su abuelo, que pasaría así de generación en generación.
Si la familia tenía una economía destacable, organizaban días después una celebración con un carácter más solemne, donde se preparaban comidas en abundancia y hasta un sacrificio.
A poder ser, que fuera varón ya que creían que era mucho mejor que una chica para poder mantener o levantar la economía familiar.
Pasado un tiempo, en Atenas y otras comunidades jónicas, se debía incluir a todos los ciudadanos varones (que habían nacido durante el último año) en el registro para constar de manera oficial, ante los miembros de la fatría. No se sabe con certeza si las niñas eran registradas de la misma manera.
Los niños que llegaban a ser divinizados
Los Niños, simbolizaban la pureza y era un aspecto esencial si se quería aplicar a un templo.
Los coros infantiles fueron un aspecto importante a la hora de realizar celebraciones sagradas. Había competiciones, por ejemplo, diez coros de cincuenta niños cada uno representados en el festival ateniense de las Dionisas urbanas.
Algunos infantes fallecidos a edades tempranas fueron llegados a ser venerados hasta en calidad de héroes.
Eran considerados niños entre mortales y deidad. Es por eso que se les llegaba a atribuir grandes poderes. Es posible que esto se debiera a que habían muerto a una edad demasiado temprana y no era visto como un suceso natural por lo que adquirían un matiz vengativo, como podemos comprobar en tablillas de execración en las que eran invocados.
El famoso Pausanias comentó la historia de Sosípolis, un héroe-bebé que ayudó a los eleos cuando fueron atacados por los acadios, ya que su madre llevada por las visiones que había vislumbrado en sueños, lo entregó para que lo pusieran al frente del ejército. Según la leyenda, cuando Sosípolis se acercó a los arcadios, se transformó en serpiente e hizo que huyeran.