Entre los madrileños existía un miedo cerval en los primeros años del siglo XX a causa de un grupo de delincuentes venidos de fuera y que rompían la estética romántica del bandolero español: los apaches. Pero estos apaches no eran esos indios americanos que salen en las películas de western, sino que provenían de nuestra vecina Francia.
"Apache", un término francés para hablar de delincuentes
El término apache fue acuñado por periodistas franceses para designar a unas bandas de jóvenes delincuentes que habían proliferado en las zonas más conflictivas de París a principios del siglo XX y que bien pudieron ser los precursores de los gángsters norteamericanos.
Llevaban una vestimenta característica (botines, pañuelo en el cuello y gorra de tres picos), mostraban una actitud arrogante y solían tener una amante a la que prostituían por la fuerza.
Entre las fechorías de los franceses que atormentaban a las autoridades policiales francesas destacaba el conocido como "baile apache", consistente en agarrar del pelo, zarandear y tirar al suelo a las mujeres. También estaban muy organizados para llevar a cabo sus tropelías, en las que no dudaban en herir o asesinar a las personas a las que robaban.
Muchos tuvieron que desplazarse a España
Fueron el objetivo prioritario para las autoridades francesas, por lo que muchos huyeron a España llegando a Barcelona y posteriormente a Madrid.
En la capital se asentaron en las zonas de: Montera, calle de los Peligros, calle Alcalá y Carrera de San Jerónimo, donde eran habituales los prostitutas, rufianes y delincuentes de todo tipo.
La primera noticia sobre presencia apache en Madrid aparece en 1904 en "El Imparcial", donde se cita el aumento de peligrosidad en las zonas de Madrid ya mencionadas a causa de la llegada de estos delincuentes desde Francia, culminando la noticia con la exclamación "¡Pistonuda manera de europeizarnos!".
El "Heraldo de Madrid" también se hace eco de la noticia describiendo la apariencia de estos criminales donde resaltan los tatuajes y un argot extranjero "barriobajero".
Los delincuentes se asentaron en Madrid a través de la prostitución. "El Globo" recoge en 1906 una paliza a una joven prostituta francesa por parte de unos bandidos que habían llegado a la capital procedentes de Barcelona.
Los madrileños estaban atemorizados por esta banda
Hay que considerar que en Madrid la policía no contaba con muchos efectivos, por lo que el temor de los madrileños se vio acrecentado cuando caía la noche, a causa de estos "bandoleros franceses". A los apaches se les atribuyeron robos en joyerías, ataques a viandantes, palizas y hasta asesinatos como el de un guardia del tranvía de Carabanchel o el degollamiento a una mujer en la calle Tudescos.
Las autoridades poco podían hacer, pero la situación cambió por un tiroteo en la calle Alcalá y sobre todo por un robo en junio de 1916 en la calle del Clavel. En una joyería de dicha calle atracaron e hirieron al vigilante, llevándose un suculento botín.
El suceso hizo que el Consejo de Ministros tomara cartas en el asunto y obligara a la Dirección General de Seguridad a identificar a sospechosos extranjeros. En pocos días se recuperó lo robado y los ladrones fueron detenidos gracias a una gran operación policial donde hubo una activa colaboración ciudadana.
El líder de la banda, Ferdinand Renaud, se suicidó y los demás fueron condenados o extraditados a Francia. Las bandas comenzaron a perder poder en los años 20, fueron prácticamente erradicadas y, por ende, Madrid podía respirar tranquila de pandilleros venidos de Francia.