La constante búsqueda del ser humano de progreso y bienestar lo ha conducido a interrelacionarse con su entorno de manera antropocéntrica y de abandonar la armonía, el equilibrio, comprometiendo la creatividad y la invención para regocijar el ego, así como fortalecer la actitud de concebirse el centro del mundo. En este orden de ideas, Benedicto XVI señala que la causa del subdesarrollo es la falta de fraternidad entre los seres humanos y los pueblos puesto que el objetivo es que no exista el hambre y la miseria. En contraposición, se observa la falta de solidaridad, colaboración e indiferencia ante los problemas del otro.
En este sentido, la dinámica social requiere de una transformación porque en estos momentos se tiene la incertidumbre del rumbo del planeta. Al respecto, Benedicto XVI afirma la crisis obliga a revisar el camino que se está transitando, crear nuevas reglas, nuevos esfuerzos, de crear una comprensión unitaria y una visión humanista. Asimismo, Morín en su obra educar en la era planetaria invita una antro-política que parta de la convivencia común del planeta como una sociedad-mundo.
En otras palabras, la crisis actual advierte una urgente revisión de la dinámica social y la transformación de las ciudades convirtiéndose esto un reto para un futuro mejor. Morín en La vía plantea la necesidad de reformular la vida en las ciudades y propone la construcción de ciudades ecológicas.
Análogamente, Benedicto XVI formuló la caridad como centro de la visión de desarrollo. Del mismo modo, sugiere que el desarrollo necesita ser auténtico e integral, pues no sólo se debe ver como económico y tecnológico, sino que exista la apertura a la vida como centro del verdadero desarrollo.
Para resumir, cuánto más se estudia los principales problemas existente se percibe que hay soluciones muy sencillas, pero requieren un cambio en el pensamiento y en los valores que permitan cambiar la dinámica social y la relación del ser humano con el entorno y con el otro.
También se requieren cambios individuales en aspectos puntuales, como son: el egoísmo, la envidia y la avaricia que producen indiferencia ante los problemas del otro, conduciéndonos a la pobreza, falta de ética, así como a la deshonestidad y la corrupción sin importar el avance de la ciencia y la tecnología para el beneficio de la humanidad.
Los avances científicos y tecnológicos van por caminos distintos al desarrollo humano que demandan los nuevos tiempos. Por lo tanto, hay que rescatar elementos como: bondad, generosidad y fraternidad.