Nadie sabe a ciencia cierta los orígenes de esta práctica que se celebra cada 16 de enero en la localidad abulense de San Martín de Pinares, aunque casi todo el mundo sostiene la creencia de que sus orígenes posiblemente se remonten a la necesidad de desinfectara los animales con el humo y así evitar enfermedades entre el ganado.

Si nos remontamos a tiempos pretéritos, ya los celtas saltaban con sus caballos sobre el fuego para fortalecer su salud y fertilidad. Además, los ritos paganos posteriores utilizaban dicho elemento para purificar de malas influencias el ambiente.

Es por ello que, posiblemente, las fiestas de San Bartolomé de Pinares, y otras tantas de nuestra geografía, tengan un origen sin duda pagano y aceptado por la iglesia como podemos comprobar.

Las fiestas de la Luminaria se encuadran dentro de las festividades locales de San Antón, patrón de los animales, y es una buena oportunidad de conocer la zona y su gente, que no dudará en invitar a todo aquel que venga de fuera a saborear las chuletas que posteriormente cocinan aprovechando las hogueras por las que previamente han saltado los jinetes.

La tradición comienza cuando el mayordomo de los jinetes comienza el cortejo guiando a los jinetes hasta la casa del cura, donde los caballos pasan por debajo del balcón para ser bendecidos.

Posteriormente, y durante cerca de tres horas, los saltos se producen por todo el pueblo, ya que son cerca del centenar de jinetes los que participan en el evento, sean autóctonos o de localidades cercanas.

Si vas, no olvides la mascarilla y, si no tienes mucho pudor, unas buena gafas de buceo, pues el humo hará que los ojos se irriten y, no en pocas ocasiones, cueste respirar.

Asimismo, debes tomar la precaución mínima y resguardarte en lugares apropiados, ya que los caballos, aunque bien domados, a veces pueden perder el control o no calcular distancias.

Por suerte, los accidentes no son ni mucho menos norma y el buen ambiente y la diversión son la nota predominante en estas fiestas que, recordamos, cada 16 de enero llenan las calles de San Bartolomé de Pinares de fuego, humo y ancestrales simbologías.