¿Alguna vez nos hemos sentido disconformes o insatisfechos con alguna parte de nuestro cuerpo? ¿Hemos sentido ese deseo de erradicar por completo algún complejo que nos atormenta desde muy temprana edad? Mucha gente desconoce el verdadero sufrimiento de las personas transexuales o transgéneros. La lucha entre el sexo en el que ha nacido la persona y el sexo que realmente quiere o con el que se siente identificado, marca sin duda alguna un antes y un después en su vida.

En la mayoría de los casos se confunde el travestismo con la transexualidad. Travesti es aquella persona que se viste del sexo opuesto al biológico en ocasiones con fines lucrativos, de ocio, etc.… Una persona transexual se identifica con el sexo opuesto y hace un tratamiento psicológico y de hormonas para regular y adaptar su cuerpo y su mente al sexo con el que no ha nacido de forma natural. La sociedad hoy en día y a pesar de la información que se ha intentado trasmitir, sigue desconociendo la diferencia anteriormente mencionada así como el conflicto interno que una persona transgenero tiene que soportar día tras día.

Eduquemos a nuestras futuras generaciones y a las presentes, enseñemos que toda persona tiene derecho a conseguir un trabajo digno, una familia y cualquier otro del que goce un ser humano. Muchos estudios psicológicos han demostrado que es una realidad. La transexualidad está ya aceptadas en muchos países pero la sociedad sigue demostrando hipocresía con sus continuas miradas, gestos y comentarios algunos... de que nos vale aceptar algo que después no vamos a respetar y a tratar con absoluta normalidad.

La esencia de la persona es lo que vale y lo que debería valorarse a la hora de conocer a una persona, ya sea transexual, heterosexual, homosexual o que pertenezca a cualquier otro segmento de la sociedad ¿Por qué tenemos que decir que nuestro primo se llama Juan, y detrás de decir cómo se llama, que es homosexual?

¿Acaso el decir su condición sexual, condicionara algo a la hora de valorarlo como persona?

Deberíamos de una vez y por todas aplicar esa frase que tanto se dice pero que apenas se cumple "todos somos iguales".