España limita al norte con Andorra y al sur con Gibraltar. Ambos, paraíso fiscales muy necesarios para la consumación del saqueo sufrido por nuestro país desde hace décadas, a manos de sus élites. Ambos lugares, estado independiente uno y colonia británica el otro, tienen mucha ropa que lavar en el caso de que deban hacerlo, claro. Pero en esta ocasión, debido a los tristes episodios protagonizados por la casta catalana, nos ocuparemos del paraíso pirenaico, el Principado de Andorra.
Para situarnos, os señalo que Andorra comparte fronteras con Francia y… Cataluña; De hecho, es el único estado que habla oficialmente el catalán, y su forma de gobierno es la de un principado compartido.
¿Cómo os quedáis? Es decir, sus Jefes de Estado (llamados coprínceps) son desde hace siglos el obispo de Urgell, actualmente Joan Enric Vives i Sicília, y el presidente de la República Francesa, que en estos momentos es Francois Hollande. Ambos mandatarios tienen un poder simbólico, porque allá arriba, el que corta el bacalao montaraz es el Cap de Govern, (Jefe de Gobierno) elegido por un parlamento (Consell General de les Valls) que se renueva mediante sufragio cada cuatro años, con conservadores o socialdemócratas, a lo european style. Un extraño caso de gobierno que, sin embargo le va muy bien, dada su condición de paraíso fiscal. Por supuesto.
En Andorra operan solo cinco bancos y aunque sus nomenclaturas confundan, son todas corporaciones autóctonas de origen familiar (Andbank, Grup Crèdit Andorrà, Banca Privada d'Andorra, MoraBanc y BancSabadell d'Andorra).
Se estima que entre todos manejan un taco de más de 40.000 millones de euros. El sector financiero del principado corresponde el 18% de su PIB y da empleo a unos 3.000 andorranos de una población de 79.000. Desparrama también sucursales a espuertas por la capital, Andorra la Vella ('la Vieja' en catalán) y por la inmensa mayoría de los coquetos pueblitos del país.
Un estado ávido de divisas extranjeras, que usa como moneda oficiosa al euro y que por lo tanto, carece de banco central. Un idílico rincón en el que la pela es la ley y la nieve la excusa. Un principado ideal para esquiar maletín en mano, muy frecuentado en su momento por Arancha Sánchez-Vicario, Monserrat Caballé, Judit Mascó y un largo listado de españalanes menos conocidos, pero mucho más acaudalados.
Andorra además es muy lista. Ya en 2009, junto a sus hermanos de edén: Luxemburgo, Liechstenstein, Suiza, Mónaco, San Marino y Austria, y tras infinidad de negociaciones con la UE, logró caerse de la lista negra de paraísos fiscales de la OCDE. Para lograr este nuevo estatus, Andorra había firmado un compromiso para facilitar información fiscal, siempre que fuera bajo una petición "justificada y fundamentada en determinados supuestos".
Al mismo tiempo, la poderosa ABA (Asociación de la Banca Andorrana) lanzaba tranquilizadores comunicados a sus clientes en los que se adivinaban caricias a sus carteras, y el catalanísimo Jordi se los creyó, junto con toda su camada. ¡Pero joder, es que era verdad!
No llega a ser por el chivatazo de un empleado de banca y todos nuestros amigos seguirían esquiando, como corsarios en celo, por las verdes praderas andorranas, verdes como el taco que les pierde. Patriotas...
Lo que faltaba, ahora el paraíso andorrano arde en el candelero español. La UE insiste, el chollo pirenaico debe acabar en poco tiempo. Ok, la ABA tiene plan B. Los chicos del Principado se hallan en pleno proceso de expansión, a la caza de nuevos negocios en España: Lo primero es expandirse a través de la compra de bancos hispanos (Banco de Madrid, por ejemplo…) para así, recuperar todo ese pastón procedente de los patrimonios catalanes retornados a España con la amnistía fiscal de Montoro.
Y lo segundo es lo más fácil, lo que mejor saben hacer: volverán a ofrecer los servicios offshore andorranos, sólo que en esta ocasión ejercerán de intermediarios entre sus clientes y esos paraísos fiscales que aún se conservan 'naturales': Islas Vírgenes, Panamá, Las Caimán… ¿Quién le pone vallas al paraíso?