Se ha hecho viral en Internet un obituario de un hombre llamado Guillermo del Castillo, ha llamado la atención que en el diario local de la provincia de Tucumán en Argentina han colocado en los Servicios Fúnebres el anuncio del fallecimiento tanto la esposa con sus hijos y la amante de este. La esposa y sus hijos han quedado sorprendidos al leer debajo de su anuncio, el anuncio de la amante en que se expresaba con demasiada confianza llamándolo "gordito".
De estos casos de infidelidad se conocen mucho cuando la persona que lleva una doble vida se percatan que uno de los componentes de una pareja es engañada a sus espaldas.
También existe otro caso de una señora que su esposo Francisco le había engañado por años a sus espaldas con su secretaria. Pues la señora de Francisco iba todas las semanas a la tumba del difunto a llevarle flores y encontraba siempre flores frescas en la tumba de su difunto esposo.
Se preguntaba quién sería la persona que tanto estimaba a su finado esposo. Un día le preguntó al sepulturero si conocía de alguien que visitara la tumba y el sepulturero le dijo que todos los miércoles venía una señora similar a su edad y le colocaba flores frescas. Quedó pensando quién sería la dama misteriosa. Llamó a su hija que era una Mujer de unos 50 años, esta tenía 70 años y le preguntó si ella le traía los miércoles flores a su padre, pero esta le contestó negativamente.
Esa misma semana, la esposa de Dora, esperó sentada en un banco el día miércoles bien temprano porque le mataba la curiosidad de quién sería la persona que le dejaba flores frescas a Francisco. De pronto ve llegar a una mujer toda de negro con un velo en su cara y cuando se acerca, se sorprende al ver a la secretaria de Francisco.
Ambas mujeres se abrazaron por el dolor y la secretaria, le dijo lo siguiente a la esposa de Francisco: ambas fuimos felices, él estuvo conmigo durante 15 años, no tuve hijos con él, pero tú lo has tenido 52 años a tu lado y al menos te ha quedado una hija. Lo amé con toda mi alma y lo sigo amando, espero que lo sepas perdonar a mí y a él, pero es que no pudimos separarnos más desde el momento en que nos hemos conocido y trabajado juntos en la empresa. La mujer del finado con indignación, llorando de rabia, le dijo: bien, gracias por contármelo, pero de ahora en más Francisco y tú se pueden ir al quinto infierno.