Estos son los errores de liderazgo que debes procurar no tener:

-Traición a su gente: Traicionar es una de las más cualidades más lamentables que puede tener el liderazgo. Ellos son quienes tratan de comprar a su gente, trabajadores y mandos intermedios, ganando su confianza y teniendo prestigio ante ellos. Pero un determinado día, deciden darles la espalda y los venden por lo que sea: el reconocimiento de su superior, un puesto más alto, por intereses propios o por lo que sea. Por un sencillo plato de lentejas, traicionan. Traicionan los propios intereses del grupo que está a su mando en una u otra manera.

Entonces, suelen ponerse de manifiesto de que se han aprovechado de la confianza depositada en ellos, en que no han sido fieles con su gente, que han instrumentalizado su colaboración, amistad y trabajo.

-No saber defender los derechos de su grupo y sólo exigir deberes: Este es otro de los tantos casos de aquellos líderes que nunca defienden los intereses de sus empleados. Exigen rigurosamente que se cumplan todos los deberes, buscan una intensidad máxima en la aportación en el deber de sus trabajadores y en entrega a la causa de la propia organización. Pero nunca apoyan los deseos, las necesidades, los requerimientos o las peticiones de sus trabajadores. Tienen miedo de dar una imagen de blandos o de no defender exigidamente los intereses de la empresa, frente a sus superiores.

En los peores de los casos el tema puede llegar a ser sibilino, y el interesado puede creer que está en juego su propio puesto de trabajo si llegase a dar la cara por sus empleados. Si esto ocurriera, entonces esa persona estaría muy lejos de un correcto liderazgo. Por supuesto que esto no significa que todos lo líderes de una empresa deben aceptar por sistema todos los intereses y deseos de sus empleados.

Simplemente se hace referencia a cuestiones que son puramente lógicas y razonables, aunque en la mayoría de los casos puedan resultar por demás molestas para un líder.

-Excesivos favoritismos entre sus empleados: Esta no se trata de una arbitrariedad de criterios, sino de conducta. Hay muchos jefes que hacen un exceso de distinciones en la consideración y el trato, en la delegación y en la confianza entre algunos de sus empleados, sin ninguna razón más que por sus intenciones o intereses personales o por sus simpatías.

De esta manera, provocan marcadas injusticias, y al mismo tiempo erosionan enormemente el prestigio en la organización. Este tipo de líderes actúan de esta manera en muchas ocasiones para poder frenar el paso a los que valen o simplemente intuyes que valen, o para estar rodeados de ineptos y aduladores. Frecuentemente, se trata de un recurso bastante mediocre o del que tiene insomnio por las noches pensando que cada mañana puede llegar a encontrar su silla ocupada por otra persona. Un líder o gerente que sigue todas estas pautas de actuación nunca llegan a un verdadero liderazgo.