Ya se cumple un mes del crimen que dejó anonadados a tres países y a dos familias. Más precisamente, el 2 de septiembre se cumple el mes en que el médico cirujano Eden Arrieta perecía a manos de, supuestamente, Daniel Sancho y luego su cuerpo era desmembrado y ocultado. Desde entonces, la policía tailandesa no deja de investigar el crimen, porque pese a que Daniel Sancho ha confesado ser el ejecutor, los investigadores tratan de descifrar la cronología y los motivos que podrían haber llevado al hijo de Rodolfo Sancho a cometerlo.

Edwin Arrieta poseía altos ingresos, pero ningún patrimonio

Entre los datos que más han sorprendido es el tren de vida y la holgura con la que se movían los protagonistas de este suceso: viajes internacionales, viviendas lujosas, cuentas bancarias. De hecho, desde el programa ‘Fiesta de verano’ aseguran que el cirujano plástico transfería a Daniel Sancho la friolera de 25.000 euros mensuales.

Por este motivo, por la generosidad que demostraba Edwin Arrieta, ahora sorprende la herencia que ha dejado. Y es que si bien sus ingresos eran cuantiosos, no así lo eran sus propiedades, ya que no tenía ninguna en el momento de su muerte, según ha publicado el diario El Mundo.

Edwin Arrieta desarrollaba su profesión de cirujano plástico en Colombia, pero también en Chile.

Sus ingresos a nivel internacional eran altos. Pero una persona de su entorno explicó que parte de dinero, poco había dejado: un coche Mercedes Benz y algunos adornos de platería.

El hombre, en sus frecuentes viajes, vivía en hoteles o en inmuebles alquilados. Pero lo más sorprendente es que la misma clínica donde ejercía su profesión y operaba, ubicada en la ciudad de Montería, una ciudad al norte de Colombia, era de alquiler.

También lo era su domicilio habitual.

La generosidad de Edwin Arrieta se explayaba hacia sus seres queridos. El único inmueble que tuvo a su nombre, una casa de playa en Córdoba, Colombia, la vendió para comprar un piso a su hermana. Y estaba juntando dinero para comprar una finca a su padre.

Llevaba una vida llena de lujos

Las redes sociales del médico, todavía abiertas aunque privadas, demuestran el alto estilo de vida que desplegaba.

De hecho, al no tener grandes inversiones, disponía de dinero para darse sus lujos: hoteles, viajes, jugar al polo. "Se mataba trabajando para darse sus gustos”, asegura Samira Dumett, una íntima amiga. “Era un hombre feliz, pleno, estaba complacido con la vida", sostuvo.

Esta misma persona cuenta que la expectativa de Edwin Arrieta estaba en España, donde pensaba homologar sus títulos para ejercer su profesión en el país. Mientras tanto, conoció a Daniel Sancho, a manos de quien, según toca comprobar a la Policía de Tailandia, terminó asesinado.