Es común ver que a personas con enfermedades terminales se les cumplen sus últimos sueños, pero hay ocasiones que, debido a su movilidad limitada, no se les pueda trasladar o hacer algunas actividades que desean. Afortunadamente, estas limitaciones no frenaron un hospital en Reino Unido, que logró que una de sus residentes, llamada Jan Holman, una mujer de 68 con una enfermedad terminal, no solo se pudiera despedir de sus dos perros, sino también de su caballo, a quienes no veía desde hacía 4 semanas.

La despedida se ha viralizado por las redes sociales, pues no es usual que se permita a un animal tan grande ingresar a esta clase de lugares, sin mencionar las posibles dificultades que podría acarrear transportarlo.

A pesar de ello, los trabajadores lograron hacer su sueño realidad, por lo que muchos medios han documentado este gesto.

Llevaron a su caballo y a sus dos perros al hospital

Recostada desde su cama en un hospicio de Cheshire, la mujer pudo acariciar a su caballo, un Piebald Cob de nombre Bob. Para ello, los trabajadores del centro llevaron la cama de Jan hasta el patio del hospital, ahí pudo acariciarlo y alimentarlo con zanahorias y manzanas. También pudo jugar y recibir los besos de sus dos perros llamados Monty y Rowley, que son de raza Cavalier King Charles Spaniels y que fueron traídos a su cuarto por unas enfermeras, ya que la mujer tiene muchas limitaciones para moverse.

El Hospice of the Good Shepherd es un centro de cuidados paliativos al sur de Liverpool.

Jan había sido internada hace 4 semanas de forma inesperada, por lo que no pudo despedirse adecuadamente de sus mascotas, y solo hacía unas semanas había montado a su caballo, que según ella, es una parte importante de su vida.

El centro publicó en Twitter las fotos del encuentro, donde destacaron que parte importante de los cuidados paliativos es atender las necesidades emocionales y espirituales de sus pacientes, y así marcar una diferencia tanto para ellos como para sus familiares.

La mujer no pudo creer que el hospital le permitiera esta despedida

Ante este hermoso gesto, Jan dijo que no esperaba que el hospital tuviera este gesto con ella, y que tuviera la oportunidad de despedirse de Bob, a quien había extrañado mucho. Si bien sabía que se podían organizar visitas con sus perros, no esperaba que también le permitieran ver a su caballo.

El marido de Jan, llamado Dennins y con quien lleva 46 años de casados, se mostró feliz con el gesto. Contó que cuando trasladaron a su esposa al hospital fue un alivio, pues pudieron visitarla con regularidad, pero no esperaba que le dieran esta felicidad a su mujer en los últimos momentos de su vida.