Una mujer embarazada, que se encuentra ya en aislamiento, se ha convertido en el primer caso positivo por coronavirus en el campo de refugiados de Ritsona, al sur de Grecia. Desde el Gobierno griego aseguran haber adoptado ya un protocolo y las medidas necesarias para la contención del virus.

Manos Logothetis, secretario de Recepción de Solicitantes de Asilo, ha asegurado que se están realizando test a todas las personas que han estado en contacto con la mujer infectada, y que desconocen si el contagio se ha producido en el interior del campo o en el centro hospitalario, al que acudió para dar a luz.

Las ONG exigen la evacuación inmediata de los campos de refugiados

La distancia de seguridad y las medidas de higiene que se están adoptando alrededor del mundo, no se pueden realizar en los campos de refugiados, donde las personas viven hacinadas y escasea el agua potable. Más de 20 organizaciones, sin ánimo de lucro, han exigido al Gobierno griego que "se garanticen las necesidades sanitarias" de los refugiados y una evacuación inmediata.

Eva Cossé, investigadora de Human Rights Watch, advirtió sobre la imposibilidad de aislar a los solicitantes de asilo del Coronavirus, ya que ni tan siquiera pueden cumplirse las medidas básicas de prevención, debido a la superpoblación de los campos de refugiados de las islas del Egeo.

Hacinamiento y desprotección en el campo de refugiados de Moira

Preocupa especialmente el campo de refugiados de Moira, en la parte oriental de Grecia, porque se encuentra en una situación de extrema gravedad. Las organizaciones de Derechos Humanos temen que la falta de higiene y el amontonamiento de personas, lo conviertan en un caldo de cultivo para el COVID-19.

Los sanitarios aseguran que hay un gran número de personas con Enfermedades respiratorias e inmunodepresoras y que no cuentan con un plan de emergencia, en caso de que se empiecen a detectar nuevos contagios por coronavirus. Por si no fuera suficiente desgracia, los voluntarios denuncian que, tanto ellos mismos como los habitantes de estos campos, están sufriendo ataques racistas, por parte de grupos de extrema derecha.

La situación en Moira, con capacidad para unos 3 mil habitantes, empeoró en otoño de 2019, debido al incremento del número de refugiados, que llegaron al campo. Pasaron de ser 6 mil a 20 mil personas. Las ONG llevan mucho tiempo denunciando lo que está sucediendo: falta de personal médico y medicamentos, colapso e insuficiencia de las infraestructuras higiénicas, peleas y situaciones de violencia. Los refugiados se encuentran cada vez más débiles moral y físicamente.

Los grandes olvidados

La evacuación es urgente. Cada vez hay menos voluntarios ayudando en los campos, debido a los ataques de grupos fascistas y a las normas de confinamiento. La pandemia ha afectado ya a más de 800 mil ciudadanos en todo el mundo y, en Grecia, hay 1.212 casos positivos y 43 fallecidos.

Mientras la población mundial observa horrorizada las noticias difundidas por los medios sobre fallecidos y nuevos contagios por coronavirus en Europa y EEUU, en los campos de refugiados siguen esperando una solución que, una vez más, no llega, viviendo en condiciones inhumanas y enfrentándose a un riesgo mayor por contagio.