Durante el año 2019, al menos 80 informadores fueron asesinados y más de 300, encarcelados. Esas son las cifras que arroja el Informe 2018 sobre la libertad de prensa, que anualmente presenta la ONG Reporteros Sin Fronteras. Un informe, según explican sus responsables, que muestra un cerco creciente hacia la libertad de prensa en el mundo. Desde RSF alertan del peligro que esto entraña para la democracia pues, dicen, no se puede sostener si la ciudadanía carece de una información fiable con la que pueda analizar las situaciones que vive y juzgar a las élites políticas de su país y del resto del mundo.

En lo que va de 2019, según indica su propio barómetro, ya son 4 los informadores asesinados y se mantienen las cifras de encarcelados.

La libertad de información, en peligro en muchos países

Haciendo un breve resumen por la situación mundial, Armada señala que Asia sigue registrando las cifras más elevadas de asesinatos de periodistas, siendo países como China o Vietnam los que vuelven a destacar negativamente por sus cotas de censura, pero con India o Bangladesh mostrando la cara más virulenta del extremismo religioso, incluso entre la población, contra los periodistas. Por otro lado, señala, el acoso a los profesionales también ha sido una realidad en ascenso en Oriente Medio, otra región en la que la férrea censura religiosa y el elevado número de periodistas muertos en los conflictos destacan especialmente.

Se trata de una situación que se reproduce también en África, donde las prolongadas guerras y agujeros negros informativos convierten la vida del mensajero en algo poco valioso. México se perfila como triste representante de un continente donde la prensa se ve azotada de manera por la violencia proveniente de diferentes frentes.

Preocupa especialmente, además, el ascenso de una tendencia hacia la elección de figuras políticas que coartan la libertad de información, como podrían ser Vladimir Putin, presidente de Rusia, o más recientemente la elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos.

Durante la presentación del informe tres periodistas, además de Pepa Bueno, conductora de la misma, y Victoria Prego, presidenta de la Asociación de la Prensa de Madrid, fueron invitados a presentar la situación que ellos mismos viven en sus países.

Situación inestable en América Latina

Pese a que América Latina presenta una relativa mejora en sus cifras, Eddy López, informador del Diario La Prensa, de Nicaragua, explica que, desde abril de 2018 corren tiempos oscuros para el periodismo en su país. “El 20 de abril – recuerda- incendiaron una radio, donde yo trabajaba, Radio Darío. Había diez personas que formaban parte del personal. Llegaron al menos cinco camionetas con paramilitares, rociaron con gasolina las instalaciones de la radio y la incendiaron con la intención de asesinar a los que estaban dentro”. “Gracias a Dios, sobrevivieron”, concluye. Uno de los países de la región que más ha caído en el ranking en los últimos doce meses ha sido Venezuela, que ha bajado seis puestos, hasta situarse en el 143.

Elisa Piña, corresponsal de Reporteros Sin Fronteras en la región, apunta que, aunque sí que hay información, esta no es libre. “Es un cerco sistemático para el control de la información. Desde distintos ámbitos y con distintos instrumentos se han ido refinando todos los mecanismos para controlar el flujo informativo”. Reconoce que existen “agencias de prensa y medios privados que tienen la oportunidad de cubrir algunos eventos” pero, señala, “el flujo (informativo) está muy controlado” .

El continente más peligroso del mundo

Y Asia continúa figurando como el continente más peligroso para la prensa. “Con casi una treintena de informadores asesinados, en Asia se instigan las peores tendencias de acoso a la prensa, a través de asesinatos y encarcelamientos de informadores, pero también a través de una forma de presión e intimidación que este año ha cobrado especial virulencia en países como India o Bangladesh”, expone el Informe 2018.

Maysun, periodista freelance especializada en la región señala que las vejaciones que los periodistas sufren aquí por parte de los gobiernos buscan desacreditar la información y cuenta cómo vivió ella las elecciones de los Hermanos Musulmanes, en El Cairo, durante los años 2012-2013: “Trabajar en la calle era prácticamente imposible porque, a nada que sacabas una cámara se te acercaba la gente, te hacía un corro, alguien decía que eras espía, o que eras sionista y ya la tenías liada y tenías que salir por patas porque te pegaban, te apaleaban, te robaban la cámara, o si, además eras mujer, pues te violaban”.