El día 23 de febrero de 2019 un grupo de personas se encontraban apoyando la entrada de la ayuda humanitaria y a mediados del medio día fueron atacados por colectivos. Las personas querían ingresar a la avenida Venezuela de San Antonio del Táchira para posteriormente dirigirse al puente Simón Bolívar y apoyar más de cerca la entrada de la ayuda humanitaria.

Los colectivos se encontraban en los alrededores de la avenida Venezuela para impedir el ingreso a la misma y no permitir que la población apoyara el ingreso de la ayuda humanitaria y los manifestantes no estaban dispuestos a retroceder motivo por el cual ocurrió el enfrentamiento, donde los colectivos empezaron a atacar con piedras y municiones de aturdición y fueron dispersando a los manifestantes para poderlos perseguir y acorralar.

Un fotógrafo de un medio venezolano es robado

En este suceso se encontraba un fotógrafo de un medio de comunicación venezolano al cual le fue despojado su equipo de grabación amenazándolo con un arma de fuego.

Los manifestantes que resistían la agresión se refugiaron en un local comercial que les abrió las puertas para resguardar sus vidas y él mismo fue atacado por los colectivos dañando todo su frente partiendo los vidrios y dañando la puerta para poder ingresar al lugar y arremeter contra todos los presentes. De hecho, los presentes fueron agredidos mientras protegían la entrada al lugar y fueron despojados de sus pertenencias tales como celulares, cámaras, trípode y utensilios de trabajo del lugar comercial.

Minutos de tensión y resguardo

Los que resguardaban la entrada para impedir que la misma fuera derrumbada, les dieron pedradas, palazos, fueron amenazados con armas de fuego para que los dejaran ingresar al lugar de resguardo, ya que dentro del local había motos que se presume querían robar.

Los colectivos pedían las llaves de las mismas y además ese día hubo hurto y robo de vehículos de motos y carros, así como también saqueos de locales comerciales.

Las cámaras las robaban ya que no querían que quedará evidencias de los hechos ocurridos. La entrada fue resguardada por cuatro personas, una mujer y tres hombres, que fueron amenazados de muerte y agredidos físicamente, mientras los demás intimidados se escondían en el baño y alrededores dentro del local clamando por sus vidas y seguridad.

A su vez el dueño del local entregó las llaves del establecimiento por la presión ejercida física y psicológicamente. Los agresores no cesaron el ataque hasta que no vieron sangrar a las personas que resguardaban la entrada.