El volcán Kilauea, ubicado en Hawaii, ha incrementado la emanación de gases tóxicos y material magmático afectando a los habitantes de las zonas aledañas. Permanecer en la zona ha sido prácticamente imposible, se registró el primer lesionado por impacto de roca en una pierna. Las cenizas toxicas, las rocas y fragmentos de vidrio producidos por el volcán han mantenido a la ciudadanía en alerta. Los habitantes de la región han sido desplazados a refugios.

Cuantiosos daños materiales

Desde que se inició la actividad volcánica, Kilauea ha ocasionado importantes daños a más de 40 estructuras a su paso.

Entre las estructuras afectadas se cuentan más de 20 casas, afortunadamente, no se han registrado víctimas mortales que lamentar. Más de 2.000 personas han tenido que ser evacuadas de sus hogares, debido a esta catástrofe natural.

Entre las estructuras afectadas se encuentra la planta eléctrica Puna Geothermal Venture, que tiene una extensión cercana a 16 hectáreas. La principal preocupación del personal encargado de la planta térmica es el daño que puede ocasionar el calor, el magma e incluso los gases tóxicos emanados por el volcán al combinarse con los productos químicos, utilizados para la obtención de la energía eléctrica.

Para evitar posibles explosiones, las autoridades retiraron un total de 190.000 litros de un poderoso gas inflamable, llamado pentano; material empleado en la obtención de energía por la empresa Puna Geothermal Venture.

Adicional a esto, se pudo conocer que los principales pozos de producción de la planta fueron sellados, para evitar la filtración de gases tóxicos y evitar así explosiones que pudieran generar mayores daños en la sede de la planta.

Kilauea incrementó su velocidad y volumen de destrucción

En las últimas horas hemos visto como la lava emergida del volcán Kilauea ha empezado a moverse con mayor velocidad, de igual forma ha incrementado el volumen, por ende el radio de afectación se ha expandido.

Esto se debe, de acuerdo a los científicos de la zona, a que las primeras oleadas de la erupción se trataban del magma que quedó ‘rezagado’ del evento volcánico de 1955. Por tratarse de un material almacenado por más de 5 décadas su consistencia y temperatura son distintas al magma que hemos visto recientemente.

La lava que ha emergido de Kilauea en las últimas horas es más caliente, fluye con mayor velocidad y ha abarcado un área mayor a la registrada en los primeros días de actividad. Con estos datos los científicos locales no pueden pronosticar un patrón de comportamiento, ni indicar una fecha estimada para que el volcán cese su actividad.