Las medicinas en Venezuela, a raíz de la crisis, están más escasas, por no decir completamente ausentes. Los antibióticos y los medicamentos de quimioterapia se han vuelto casi imposibles de conseguir, en los últimos años.
Los hospitales públicos piden a las familias de los pacientes que les suministren sábanas y jeringas, entre muchas otras cosas, ya que en las Instalaciones de la salud no se consiguen este tipo de insumos.
Los pacientes con VIH han pasado meses sin sus medicamentos, y los pacientes trasplantados han muerto sin los inmunosupresores que necesitan después de la cirugía.
El legado de Chávez
Los bajos precios del petróleo y las políticas populistas defendidas por el fallecido Hugo Chávez y continuadas por su sucesor, el presidente Nicolás Maduro, han sumido a Venezuela en una espiral de emergencia económica. El sistema de salud, que también está plagado de mala administración y corrupción, se está desmoronando.
El fallecido Hugo Chávez había hecho tantas promesas al pueblo venezolano, entre ellas erradicar la pobreza, que parece ilógico pensar que en tantos años en el poder como tantas personas confiaron en él. Actualmente lo que reina en Venezuela hambre y pobreza.
Las transfusiones tienen que esperar
A finales del año pasado, la situación se volvió tan grave que la sangre para transfusiones y cirugías fue críticamente escasa en el suministro en los hospitales públicos.
En enero y febrero, los trabajadores médicos dicen que la escasez paralizó a la mayoría de los bancos de sangre públicos, obligando a los pacientes a esperar procedimientos largos y provocando que los médicos aconsejen a las familias que traten de obtener sangre procesada de clínicas privadas.
El problema, según los médicos, no es tanto la falta de donantes, es más la escasez de los siete reactivos que evalúan la sangre donada para infecciones.
Esos reactivos, que el Ministerio de Salud y el Instituto de Seguridad Social importan para distribuirlos a las instituciones pública, tienen un precio en dólares, haciéndolos caros en la moneda local, el bolívar casi no vale. Sin los reactivos, la sangre no puede ser utilizada.
Pero no todas las clínicas privadas están vendiendo sangre.
Algunos reservan sus reactivos exclusivamente para sus propios pacientes, a menos que los bancos de sangre públicos llamen directamente y ofrezcan otros productos escasos a cambio de los servicios. . En cualquier caso, en un país donde el 87 por ciento de la población vive por debajo del umbral de la pobreza, la mayoría de las familias no pueden pagar lo que las clínicas cobran por la sangre utilizable.