El famoso atleta paralímpico Oscar Pistorius tendrá que estar 13 años más entre rejas después de asesinar a su novia en el 2013. El Supremo sudafricano decidió este viernes aumentar la pena inicial de 6 años al considerarla "demasiado indulgente".

El famosos atleta entró en la cárcel en julio de 2016, después de ser acusado de homicidio imprudente. A día de hoy sigue encerrado, por eso a la pena inicial de 15 años se le ha descontado lo que ya ha cumplido. En total, 13 años y 5 meses es el tiempo que ha de pasar para que Pistorius vuelva a estar en libertad.

De la condena inicial de 5 años a multiplicarla por 3

En un primer momento, el conocido atleta fue condenado por homicidio imprudente un total de 5 años. El juez Thokozile Masipa aumentó esta condena inicial a 6 años.

Este viernes el Estado ha vuelto a aumentar la condena de forma considerable. Ante esta noticia, la familia de la novia asesinada, Reeva Steenkamp, se ha mostrado muy satisfecha y ha declarado que con esta acción se ha demostrado que la justicia puede prevalecer en Sudáfrica.

El San Valentín sangriento de 2013

En la madrugada del día de San Valentín del año 2013, Oscar Pistorius disparó cuatro balas a través de la puerta de uno de los baños de su casa. Estas balas acabaron con la vida de la modelo y novia del atleta, Reeva Steenkamp.

Pistorius aseguró en todo momento que nunca fue su intención acabar con la vida de su novia, que él oyó unos ruidos y pensó que se trataba de un extraño que había entrado en su casa. Se acercó caminando sobre sus muñones a la puerta del baño, de donde según él procedían los ruidos, y disparó. Al descubrir el cuerpo de su novia asegura que se asomó al balcón y pidió ayuda.

Toda esta historia no logró convencer al juez, ya que unos vecinos habían oído una fuerte discusión entre los novios y gritos de terror de la mujer. Estos testimonios unidos a ciertas inverosimilitudes hicieron que Pistorius fuera condenado por asesinato.

De héroe nacional a asesino

Oscar Pistorius nació en 1986 y debido a una enfermedad congénita sufrió una amputación de sus dos piernas por debajo de las rodillas.

A base de esfuerzo y talento en los Juegos Paralímpicos de Atenas 2004 consiguió el oro en los 200 metros y el tercer puesto en la categoría de 400 metros lisos. Su sueño era correr en los Juegos Olímpicos de Pekín (2008), pero se quedó a muy poco de lograrlo. Sin embargo, arrasó en las pruebas paralímpicas. En Londres 2012 consiguió su objetivo y corrió entre competidores no discapacitados, logrando meritoriamente llegar a semifinales. Más tarde sería premiado con llevar la bandera de su país en el acto de clausura del evento.

Poco después, tras todo el respeto y admiración que consiguió sembrar, pasó a ser vergüenza y algo que callar.