Lo ocurrido en el festival de Música country de Las Vegas, con 58 muertos, la peor de la historia del país, ha vuelto a levantar en EE.UU. algo que pone de los nervios a su gente más ultraconservadora: el derecho a portar armas, algo que reconoce su Constitución.
Cada vez que hay una matanza de este tipo, algunos suplican que se regule de una vez. El ex Presidente Barack Obama intentó hacerlo, pero los lobbys poderosos que defienden las armas, como la peculiar NRA (Asociación Nacional del Rifle, en inglés), están frontalmente en contra de quien ose regular su uso y hacen campañas para hundirlo.
Conocimos en nuestro país a la NRA gracias a Michael Moore y su documental de denuncia “Bowling for Columbine”, con el fallecido actor Charlton Heston como su entonces Presidente, fanático defensor de las armas, y su lema era, con un rifle en la mano, “¡Sólo me lo arrebataréis muerto!”
Pues leemos en el blog Big Browser, en la web del diario Le Monde, un artículo sobre las consecuencias de la matanza de Las Vegas en el mundo de la música country, que conocemos de muchas películas, con gente con pinta de vaqueros del Far West, y que todos saben que son gente muy conservadora, muy patriota. Y sobre las armas… eso ni tocarlo.
“Las armas y Dios / he aquí cómo este país fue fundado”, cantaba Hank Williams Jr., uno de sus cantantes más conocidos, en “God and Guns”.
Los editorialistas de EE.UU. más influyentes viven en la Costa Oeste y la Este, es decir, lejos de la América profunda que la música country, con unos 107 millones de americanos fans de ella, recrea de manera idealizada, como en una de aquellas series de familias unidas tipo “Los Dalton” o “La casa de la pradera”. Por lo que no les habrá llegado apenas las quejas y recomendaciones de gente que cree que ya basta con armas indiscriminadamente circulando por ahí y con varias matanzas al año.
La cantante Rosanne Cash, hija de una leyenda del género, Johnny Cash, es de las más críticas con el uso de armas. Dice recibir abundantes amenazas desde que ocurrió lo de Las Vegas y volvió a suplicar cambios en la Ley, en un artículo publicado en The New York Times. Denuncia asimismo la dependencia de muchos cantantes country de la NRA, tanto que hay una unión entre ambos, llamada NRA Country, creada en 2010, que les convierte en “embajadores” de la misma y que les obliga a mitificar las armas de fuego en las letras de sus canciones.
En 2003, un grupo country, el texano Dixie Chicks, estaba en su apogeo, pero uno de sus miembros, Natalie Maines, criticó al Presidente George W. Bush, ex Gobernador de Texas y fanático de las armas y de la pena de muerte. Dijo: “Me da vergüenza que el Presidente de EE.UU. venga de Texas”. Los lobbys reaccionaron boicoteando sus conciertos, dejando de poner sus canciones en la radio y sus discos eran destruidos en plena calle aplastándolos con un bulldozer. Maines, además, fue amenazada de muerte.
Corrió una suerte parecida Tim McGraw, que en 2015 quiso denunciar la matanza del colegio de Sandy Hook, participando en un concierto benéfico por las víctimas, organizado por una ONG que luchaba contra las armas.
Fue atacado por la NRA y por el portal ultraderechista Breitbart, ahora de actualidad por que es de los que más apoya al actual Presidente Donald Trump.
McGraw, sin embargo, dice defender el derecho a portar armas y él mismo lleva una, pero defiende que hay que regularlo, educar a la gente y a sus hijos en algo tan serio como esto.
Y como era de esperar, el Presidente Trump ni ha mencionado regular las armas para que no pase de nuevo otra tragedia. En su día, cuando la matanza de Orlando (Florida), en plena campaña electoral, bromeó groseramente sobre aquello, como si fuera un monologuista de El Club de la Comedia, pero en malo.
Hace tiempo contamos aquí cómo en California se consiguió cerrar una tienda de venta de armas por la nuevas Leyes estatales y por la oposición firme de mucha gente a que cualquiera entrara y se llevara lo que quisiera en armas y municiones.