Argentina vuelve a conmocionarse ante una masacre familiar. Lo que al principio no dejaba dudas, era un femicidio en el país donde mueren una mujer cada 30 horas, ahora se especula puede ser la consecuencia de un brote psicótico.
Diego Loscalzo asesinó a su pareja, Romina Maguna y a 5 familiares de esta. Una de las mujeres que esa madrugada fue herida por Loscalzo de gravedad, cursaba el noveno mes de embarazo, pero el bebé falleció durante la agresión. Para el crimen utilizó el arma reglamentaria de Maguna, que era policía municipal.
Lo que en el país llaman masacre de Hurlingham comenzó este pasado domingo, cuando al parecer, la pareja que estaba en la habitación de una vivienda multifamiliar inició una discusión.
Loscalzo habría tomado la pistola de su pareja y le habría disparado 4 veces en el pecho. Luego bajó por las escaleras y con el mismo arma atacó a dos personas más que se encontraban allí.
El asesino emprendió entonces un recorrido en moto hacia la casa de sus cuñados. Antes de ingresar al nuevo domicilio, donde mató a dos personas, hirió de gravedad a su cuñada embarazada de 9 meses y a su sobrina de 12 años, que estaban en el coche familiar.
Después escapó y fue arrestado el lunes, en un autobús de larga distancia cuando se dirigía a la provincia argentina de Córdoba. El conductor del transporte manifestó a la policía que le parecía sospechoso que no llevara ni siquiera un bolso de mano cuando se trata de un viaja de varias horas, pero que no se mostró agresivo con el pasaje durante el trayecto.
Brote psicótico o violencia machista
Los vecinos de la pareja dan testimonios opuestos a los investigadores. Algunos sostienen que era una pareja normal, ella tenía dos hijos de otro matrimonio, pero los niños lo trataban de “papá” a Loscalzo. Sin embargo, otros allegados a la familia, aseguran que existían discusiones violentas y que el vínculo entre ambos era agresivo.
Al parecer la discusión podría haber comenzado cuando Romina Maguna publicó en Facebook un mensaje que sería para su primer marido y padre de sus dos hijos, quien falleció hace cerca de 7 años. Los celos podrían haber desatado la ira de Loscalzo, sin embargo, los investigadores analizan algunas situaciones para saber si el asesino actuó por venganza o sufrió un brote psicótico.
El hijo de Maguna, de 11 años, le suplicó a Loscalzo que no le disparara cuando este apoyó la pistola sobre el pecho del menor. El asesino obedeció el pedido del niño y se alejó sin lastimarlo. La policía le siguió el rastro con facilidad, el criminal nunca se desprendió de su teléfono móvil, aunque en la huida sí cambio el chip del aparato.
Expertos en Violencia de género aseguran que es difícil identificar en este caso, si el culpable sufre de trastornos psíquicos graves, pero que las pruebas aportadas sugerían que la mujer policía padecía maltrato por parte de su pareja. Si bien no había hecho ninguna denuncia por maltrato, un año antes había denunciado en comisaria la sustracción del arma reglamentaria que había sido “robada” por Loscalzo.