Desde hace unos años con la situación económica que se vive en Venezuela, para muchas familias es un lujo tener una mascota ya que no alcanza el dinero para poder darles de comer. Adicional a esto si no los esterilizan, sus mascotas se exponen a la reproducción descontrolada que lleva a que estos perros y gatos sean abandonados de manera irresponsable en cualquier lugar donde se cree que tendrán una mejor suerte.

Ante esta situación, nos acercamos al refugio de mascotas que pertenece a la Fundación Amigos Protectores de Animales (famproa) ubicada en Colinas de Carrizal, Edo.

Miranda y conversamos con María de los Ángeles Arteaga (La Negra Arteaga), quien alberga 150 perros en un espacio no mayor a 130 m².

FAMPROA no cuenta con ayudas de organismos públicos ni privados aunque en algunas ocasiones reciben medicinas vencidas, láminas de zinc y comida, pero no es una colaboración constante con la que pueda contar. Las ayudas vienen de particulares a los que el tema de los animales les toca el corazón y de algunas fundaciones u organizaciones animalistas que cuentan con mayores recursos.

En cuanto a la comida de los perros nos cuenta La Negra Arteaga que hasta principios del año pasado los perros sólo comían perrarina y los gatos gatarina, pero llegó un momento en que la escasez y los altos costes las llevaron a tomar la decisión de cocinarles.

“Pasábamos el día entre buscar el dinero, pedir crédito en las tiendas de mascotas y luego buscando el alimento, a veces llegábamos justo en el momento de comer con un saco de perrarina por el que habíamos recorrido kilómetros para comprarlo. Mucha gente nos decía que cocináramos, que era más barato pero las condiciones de infraestructura del Refugio no son aptas para hacerlo.

En vista de la situación, nos la ingeniamos y comenzamos a cocinar en la casa de algunas voluntarias y luego trasladamos la comida, sin embargo no es tan sencillo ya que no podemos contar con los vehículos ya que en este momento están accidentados por no conseguir los repuestos en el país. Luego debemos repartir la comida, los perros estaban acostumbrados a la perrarina, tú ponías la ración en cada plato y listo.

Todos comían tranquilos pero, ahora, prefieren la comida preparada pero por el espacio reducido se nos complica todo. Después de muchos ensayos conseguimos una manera para darles de comer a todos y cada uno, plato por plato, perro por perro, llevando un control mental de quien ha comido y quien no. Es una locura pero funciona (risas)”.

En cuanto al cuidado y limpieza de los espacios del refugio La Negra cuenta con 4 personas que realizan horas de labor social con ellos y a quienes procura darles una remuneración por sus actividades ya que deben pagar el transporte, comida y, en fin, vivir o sobrevivir que es lo que se puede hacer en este momento en Venezuela.

Cuando le preguntamos cómo podemos ayudar, La Negra nos dice: “En este momento estamos contemplando la idea de comprar un terreno con el dinero de las donaciones que nos hicieron desde el exterior el año pasado, luego de que nos convirtiéramos en la cara de la crisis en nuestros país con reportajes que hicieran diversas agencias internacionales de noticias del refugio.

Una vez que se concrete la compra del terreno quedaremos sin dinero para poder construir por lo que hemos lanzado campañas de recolección de donaciones a través de diversos portales y redes sociales".