Azzedine Alaïa nació en Túnez en el año 1940 y estudió Bellas Artes. Se inició en el mundo de la moda en reconocidas casas de moda como Christian Dior, Thierry Mugler o Guy Laroche, donde se formó y aprendió al máximo. Durante los años 60 y 70 se abrió un hueco en el sector de la moda como uno de los modistos más grandes de la Alta Costura. En los 80 fundó su propia firma, marcada por diseños esculturales, ceñidos al cuerpo y elegantes para una mujer que no se conforma con poco. Su sentido de la estética y del arte le hacían crear sus modelos sobre el cuerpo o el maniquí directamente como si de una escultura se tratase.
El perfecto escultor de la moda
Top de renombre internacional como Cindy Crawford, Linda Evangelista y Naomi Campbell han desfilado con sus maravillosos diseños. De hecho, ésta última, siempre fue su musa. El propio AlaÏa la descubrió cuando sólo tenía 16 años e hizo de ella una gran modelo. No hay duda de que la oportunidad que le dio en su día el modisto, fue su gran salto hacia las pasarelas de medio mundo.
Las prendas que creaba este genio de la moda se amoldaban a la perfección al cuerpo, por ello muchas celebrities lo escogían para asistir a las alfombras rojas más importantes del mundo. Algunas de las que apostaron por sus diseños esculturales son Scarlett Johansson, Gwyneth Paltrow, Miranda Kerr, Penélope Cruz, Bar Rafaeli, Victoria Beckham, Rihanna, Lady Gaga, Madonna, Marion Cotillard o Michele Obama.
Todas ellas se rindieron ante el prodigioso talento del modisto tunecino.
Azzedine Alaïa, el alma libre de la moda
Reacio a seguir el estricto calendario de la moda y su frenético ritmo, decidió bajarse del carro y apostar por su propio criterio de presentaciones de sus colecciones. De este modo, el diseñador tunecino, iba por libre y decidía dónde, cómo y cuándo se iban a presentar sus diseños.
Fue sin duda, el modisto más independiente que conocemos y el que no seguía ninguna regla impuesta que no fuera la suya. Se atrevió a romper los esquemas que la industria de la moda había impuesto y a decir lo que otros muchos callaban. No quería ser esclavo de la industria. Su marca no hace publicidad y sus tiendas tampoco cuentan con escaparate.
Sus desfiles se hacían en petit comité en su atelier ubicado en el barrio parisino de Marais.
Fue uno de los diseñadores más icónicos en las décadas de los 80 y 90. La clave principal de su éxito fue la pasión que ponía en cada uno de sus diseños y su forma de interpretar la figura femenina. El mundo de la moda no te olvidará. ¡Hasta siempre!