La tendencia alcista que el S&P500 y todos los índices americanos comenzaron en 2009, acelerada vertiginosamente tras la elección de Trump como Presidente de Estados Unidos, está siendo amenazada. Todavía no podemos discernir si se trata de una corrección, necesaria tras una rentabilidad de más del 32% desde las elecciones a la Casa Blanca en noviembre de 2016, o de un cambio de tendencia en la evolución de los índices.

De momento el análisis técnico nos permite mantener la confianza en la continuación de la tendencia alcista en la que nos encontramos.

Sin embargo, observando los datos macroeconómicos de Estados Unidos es posible que estemos ante un cambio de ciclo y que el flujo de capital empiece a virar hacia la renta fija.

Mercado laboral

El mercado laboral del gigante americano se encuentra en niveles de pleno empleo, con un 4,1% de tasa de paro. El aumento de los beneficios de las empresas americanas y la reforma fiscal lograda por Trump, bandera de su proyecto en la campaña electoral y la mayor reducción de impuestos de la historia, permiten acometer inversiones que redundan en el crecimiento del empleo.

Desde diversos sectores se empiece a considerar necesario una mayor vitalidad en el aumento de los salarios que favorezca el consumo interno y aumente la inflación.

Política monetaria

El objetivo de la Reserva Federal (FED) es conseguir una revalorización de los precios del 2%. Para ello es necesario una subida controlada de los tipos de interés que no desvirtúe los mercados financieros, que no encarezca demasiado las inversiones que deben llevar a cabo las empresas para continuar la senda del crecimiento y que permita a los consumidores endeudarse sin un coste demasiado alto.

La política monetaria expansiva aplicada por la FED, que le llevó a situar los tipos de interés en el mínimo histórico del 0% y 0,25% en diciembre de 2008 y mantenerlos así hasta diciembre de 2015, ha dado sus frutos y ha estabilizado la Economía del país con tasas de crecimiento del PIB en torno al 2,5%. El último trimestre de 2017 el PIB de Estados Unidos ha crecido un 0,6%.

Renta fija

El crecimiento económico de Estados Unidos implica un aumento de los salarios que, como hemos señalado anteriormente, cada vez es más necesario y evidente. El incremento del poder adquisitivo aumenta el consumo y, por ende, los precios. El control de la inflación en el objetivo del 2% pasa por aplicar políticas monetarias restrictivas, subidas de tipos de interés de crédito y depósito, que estimulen la liquidez, pero con la precaución de que no ocasionen el efecto contrario, es decir, que suponga una barrera para la inversión y el desarrollo económico.

Otra vía para controlar el exceso de liquidez en la economía es la venta de Deuda Pública (bonos). La subida de tipos de interés permite aumentar la rentabilidad de los bonos y reducir el precio de estos de manera que sean más atractivos para los inversores.

De esta forma, el flujo de capital pasará de la renta variable a la renta fija. Esto supone que, ante una rentabilidad atractiva y un capital más seguro, sale dinero de los mercados financieros lastrando el precio de la acción.

El momento actual de las bolsas genera cierta incertidumbre en el inversor. El análisis del comportamiento de los diferentes activos y los resultados empresariales invitan a confiar en que estamos ante una sana depuración del precio de los activos que no afectará negativamente a la senda alcista iniciada en 2009. Sin embargo, el análisis macroeconómico y esa misma incertidumbre suscitada en los últimos días pueden llevar a los mercados a un cambio de tendencia.