El Rayo Vallecano vive momentos difíciles. La derrota ante el Girona ha sido la confirmación de la mala racha de resultados que vive el club de Vallecas, con solo 6 puntos de 30 posibles y sumidos en el descenso. La afición parece haber perdido la ilusión generada después del ascenso a Primera el año pasado, como así demuestran los comentarios en las redes sociales, pero esa tensión parece que también se ha trasladado al vestuario.

Bebé propinó una bofetada a Álex Moreno durante un entrenamiento

Según ha desvelado la Cadena SER, el martes tuvo lugar un suceso en la Ciudad Deportiva del Rayo que ha pasado desapercibido hasta ahora.

Según este medio radiofónico, el extremo portugués Bebé tuvo un rifirrafe con Álex Moreno en el entrenamiento y que no acabó bien.

Mientras se disputaba un partidillo al final de la sesión, el lateral franjirrojo entró con demasiada fuerza a Bebé. Lo que parecía una jugada aislada se convirtió en un cruce de reproches entre ambos futbolistas y que no acabó bien. Tras encararse, el atacante dio un tortazo a Álex Moreno ante el asombro de sus compañeros y cuerpo técnico, que no sabían cómo reaccionar.

El propio entrenador Míchel tuvo que tomar cartas en el asunto, separarlos y poner paz entre ellos. Una escena más que denota el nerviosismo que se vive en el vestuario cuando las cosas no van bien.

Ya suenan recambios para Míchel

Y es que Míchel vive sus peores días como entrenador del Rayo Vallecano. El enfrentamiento entre Bebé y Álex Moreno es se une a la racha negativa que vive el equipo en Liga.

Solo ha ganado un partido frente al Huesca y todavía no conoce la victoria en casa. El encuentro contra el Girona se veía como un ultimátum al técnico, y la derrota por 2 a 1 pone en el alambre a Míchel.

Según informó el diario Marca, la directiva rayista habría sondeado los nombres de viejos conocidos en Vallecas como Paco Jémez o Pepe Mel, así como a Luís Cembranos, del Rayo Vallecano B. Incluso se ha rumoreado que el propio Mí celo podría ser cesado el próximo lunes, a pesar de que es un símbolo para muchos aficionados rayistas.

La presión es máxima para el entrenador. Los malos resultados, la tensión interna en el vestuario y las críticas en redes sociales van en aumento. Sin embargo, asegura no estar preocupado por su futuro y afirma que tiene el apoyo de jugadores y dirección deportiva para reconducir la crisis futbolística el conjunto de la Avenida de la Albufera.