La historia nunca se repite, pero a veces da destellos de similitud. Y esto fue lo que se vio este martes en el Olímpico de Roma cuando el equipo de casa goleó al FC Barcelona por tres goles a cero, como en la temporada 2001-02, para así clasificarse a la semifinal de la UEFA Champions League a la espera de un rival.

Desde el primer minuto, la Roma salió totalmente convencida de lo que iba a hacer: salir, hacer su juego y lograr el batacazo que mandara fuera al FC Barcelona, y así fue.

En contra de la historia, en contra de los datos y en contra de todas las adversidades.

“Nuestro único deber es intentarlo”, decía Eusebio Di Francesco previo al partido y lo demostró dentro de la cancha.

El conjunto blaugrana nunca había desperdiciado una ventaja de tres goles o más en Europa. Para cualquier equipo, en el 90% de las ocasiones se terminó avanzando tras ganar cuatro goles por uno en el partido de ida. Y el conjunto romano nunca había superado una diferencia de tres goles en Europa.

Esos fueron todos los números que se vinieron abajo cuando la Roma demostró que hasta a uno de los mejores equipos del mundo, en conjunto con uno de los mejores jugadores, se le puede hacer papilla y arrebatarle las eliminatorias.

Cabe acotar también que esta misma Roma estuvo en el grupo donde quedó fuera también el Atlético de Madrid.

El goleador Edin Dzeko fue quien abrió el marcador apenas en el minuto seis del partido, lo que demuestra prácticamente el planteamiento y las ganas de salir a llevarse el encuentro desde el primer tiempo.

En el segundo tiempo llegó la jugada que terminaría de cambiar el camino al minuto 56 cuando Gerard Piqué le cometió penal al propio Dzeko. Pero, fue Daniele De Rossi fue quien se encargó de convertir la pena ante un Marc André Ter Stegen que fue figura y por poco la saca.

En el 82’, Roma terminó de hacer el trabajo con un centro de tiro de esquina al primer palo que Konstantinos Manolas cabeceó cruzado al segundo palo por encima de la marcación de Nelson Semedo.

El planteamiento no funcionó

Sin duda, lo que hizo la Roma tiene todo el mérito posible luego de sacar de competición a uno de los rivales a vencer y, junto al Real Madrid, máximo favorito para ganar la competencia. Sin embargo, Ernesto Valverde no pudo encontrar el juego en su alineación.

Todo comenzó en el juego de ida cuando probó la dupla de laterales entre Nelson Semedo y Sergi Roberto, este último fue quien jugó más adelantado, pero nunca funcionó del todo. Principalmente, cuando en el banquillo está un extremo natural que llegó al equipo por una suma bastante alta y en los 10 minutos, aproximadamente, que estuvo en cancha, generó más que todo el equipo en el partido.

Asimismo, buscó soluciones extremadamente tarde en el partido y pareció nunca haber hecho una propuesta distinta que liberara a Sergio Busquets para que Andrés Iniesta generara fútbol y que Lionel Messi apareciera mucho más en el encuentro.

Sin embargo, los resultados ya están y la sorpresa quedará en la historia, pero es hora de seguir avanzando y que la Roma piense en lo que vendrá más adelante. Asimismo, el Barcelona no debe desenfocarse y buscar los dos títulos que aún tiene en la mira.