Ridículo histórico. El FC Barcelona plasmó en el Olímpico de Roma una de las peores actuaciones que se le recuerda al conjunto azulgrana. Un resultado impensable tras el 4-1 de la ida. Los italianos fueron superiores desde el pitido inicial y el Barça en ningún momento dio sensación de poder reaccionar. Ni siquiera Ernesto Valverde, uno de los grandes señalados, quien no realizó cambios hasta pasado el minuto 80 de encuentro.

Un equipo sin ganas

El FC Barcelona dio muestras de dejadez desde el inicio. Como si el partido no fuese con ellos. Parecía deportes diferentes.

Por un lado el Barça andaba por el césped. Por otro, la Roma se dejaba la vida en caba balón, interviniendo en cada duelo como si fuese el último. Ni siquiera Leo Messi ejerció de lo que es, el mejor jugador del mundo. Estuvo desaparecido, fallón y solo, muy solo.

Errores flagrantes

La Roma se impuso en la batalla de la intensidad. Sin embargo, fútbol, lo que es fútbol, tampoco hubo demasiado. Los tres goles fueron errores tremendo e impropios de jugadores de este nivel. Samuel Umtiti tuvo la peor noche que se le recuerda como azulgrana. Se dejó coger la espalda en el primer gol de Edin Dzeko y perdió numerosos balones en la salida del balón.

El penalti fue otro error importante. Piqué perdió el duelo y ante la ausencia de ayudas se vió obligado a derribar al bosnio.

El tercer gol se comenta sólo. Semedo se quedó mirando al balón mientras Manolas se adelantaba y cabeceaba a placer. Fue el colofón a una noche para olvidar.

Messi señala culpables

Anoche estuvo mal todo el equipo, pero especialmente hubo tres jugadores que estuvieron muy lejos de su nivel. Por un lado Samuel Umtiti. El francés no es el mismo desde que se rumorea que tiene ofertas para salir de Barcelona.

Su nivel se ha desplomado y ahora comete errores que le cuestan muy caros al equipos. El segundo gran culpable fue el portugués Nélson Semedo. El ex del Benfica fue un coladero absoluto por su banda, donde Kolarov subía sin apenas oposición. Semedo se encargó de coronar su lamentable actuación con un despiste que costó el tercer gol.

Partido impropio del nivel de un jugador del Barça.

El tercero en discordia puede sorprender a más de uno. Messi está terriblemente enfadado con su compañero, amigo y vecino Luis Suárez. Y lo no le falta razón. El uruguayo da la sensación de estar muy fatigado. A años luz de su nivel. Está lento, no controla un balón. Puede que la etapa de Suárez en el Barça haya llegado a su fin, máxime con la llegada de Griezmann el próximo verano. Se avecinan cambios.