André Gomes era un adelantado en el Fútbol. Con 18 años ya jugaba en el primer equipo del Benfica y con apenas 20 era un fijo en la Selección de Portugal. Aterrizó en Valencia donde pronto se erigiría como uno de los ídolos de Mestalla y dejó grandes actuaciones en su primer año en la Liga. El talento demostrado hizo que el Fútbol Club Barcelona pagase 35 millones de euros en julio de 2016 pero desde entonces algo cambió.

El jugador portugués es un chico tímido e introvertido. Características que, unidas a su juventud, no le han permitido adaptarse a la exigencia del Barça.

André Gomes no ha ofrecido nunca el nivel que le llevó a fichar por el club azulgrana. Algo, que el público del Camp Nou ha terminando castigando.

Un calvario

El jugador ha explotado en una entrevista concedida a la revista 'Panenka'. Admite que los primeros seis meses todo iba bien pero que por alguna razón todo cambió. Comenzó a hacer muy malos partidos y cada vez tenía más presión. "Quizás no sea la palabra correcta, pero todo se volvió un infierno, cada vez tenía más presión", cuenta.

El gran problema: Buscar la perfección

André Gomes reconoce que su gran problema está en lo perfeccionista que es. "Cuando hago algo mal, no paro de darle vueltas. A veces incluso durante días. Pienso muchas veces en lo que hago mal y ya después en lo que debo hacer.

Por eso muchas veces voy a remolque. Durante los partidos me pasa todo el rato, cada vez me pongo más presión a mí mismo", admite.

En los entrenos es otro jugador

El internacional portugués solo tiene palabras de agradecimiento a sus compañeros. "Ellos me ayudan mucho, me hace sentir cómodo". Por esta razón, en los entrenamientos se ve al André Gomes original.

El que tiene fútbol de sobra para convencer a los entrenadores. Ahí está la razón por la cual tanto Luis Enrique como Ernesto Valverde han confiado tanto en el luso.

En el vídeo anterior se observa el André Gomes que triunfó en Valencia.

El motivo que le llevó a fichar por un club del tamaño y de la dimensión del Fútbol Club Barcelona. Sin embargo ahora está preso de un sentimiento de culpabilidad. "Le doy tantas vueltas a mis errores que incluso me llego a plantear si soy capaz de jugar bien o no. No saco esa frustración de ninguna manera, incluso me da vergüenza salir a la calle, me siento culpable y tengo miedo de que alguien se me acerque y me pueda decir algo", concluye. Un André Gomes que ha querido sincerarse quizás en busca de una salida hacia delante.