Este fin de semana jugó de nuevo el Atlético de Madrid; y de nuevo, los aficionados colchoneros volvieron a echar en falta a fernando torres sobre el terreno de juego.

Torres volvió a ser suplente

La suplencia del delantero ya se ha convertido en habitual, a pesar de haber comenzado la temporada como titular indiscutible, mientras se miraba con anhelo la llegada de Diego Costa al club, que se confirmaba tiempo después, siendo recibido con los brazos abiertos, como el arma letal perfecta para afrontar la segunda parte del campeonato. A estas alturas de temporada, Torres ha jugado 451 minutos, o lo que es lo mismo haciendo números, 5,01 partidos completos.

Pero antes de la llegada del hispano brasileño, tocó tirar del carro, y ahí estuvo Fernando, incansable en el trabajo, silencioso y respetuoso con el resto de compañeros y con el cuerpo técnico. Y a pesar de los titubeos también hubo resultados, que permitieron al Atleti seguir la estela del líder en la Liga y sobrevivir en Copa con sus más y sus menos, a tenor de los números registrados por el equipo hasta el mes de enero.

Lo cierto es que la relación entre Simeone y Torres se ha enquistado

Ni el técnico parece estar a gusto con el delantero, ni el ariete con el entrenador argentino. La pasada semana, antes del enfrentamiento contra el Copenhague, decía el míster en rueda de prensa, que "no" lucharía por la permanencia de Torres en el club la próxima temporada, en contraposición con la posible salida de Griezmann de la entidad rojiblanca, a la pregunta realizada por la periodista de Deportes Cuatro, Laura Pérez.

De hecho, hubo un pequeño conato de enfrentamiento, cuando el argentino decía "no entiendo qué buscas con esta pregunta".

Por su parte, Fernando no respondió a las palabras de Simeone, como tampoco lo hizo cuando al inicio de temporada, en rueda de prensa, lo puso en una encrucijada frente a la afición, a la que acusó de atreverse a silbar a Vietto o Gameiro, pero no hacerlo contra Torres, con la misma carencia de gol que los anteriores, por ser un símbolo del club.

En Torres, desde entonces, tan solo es reprochable el entorno, o por personificarlo, la figura de Antonio Sanz, jefe de comunicación de Bahía Internacional, agencia que lo representa, quien el pasado 9 de febrero dijo públicamente, en una entrevista concedida a Radio Marca, que "mañana mismo cambiaría a Simeone. El Atlético aburre hasta las ovejas".

Lo cierto en toda esta historia es que los grandes damnificados son los aficionados de toda la vida que seguramente no entienden cómo dos símbolos del calado de ambos en el club no son capaces de mirarse a los ojos, aclarar sus pensamientos y luchar por culminar lo mejor posible esta temporada, en la que siguen vivos en la Liga y son uno de los favoritos para alzarse con la Europa League.

Los aficionados son los únicos que parecen tenerlo claro. Siguen coreando el "olé, olé, olé, Cholo Simeone", pero también pidieron a gritos que saltase al campo Fernando Torres durante el último encuentro liguero en el Metropolitano.

Ya lo dijo Santiago Bernabéu, que lo sobrante de un futbolista es el entorno...

y añado yo, que lo sobrante en un entrenador es el ego cuando no debería ser la estrella. Mientras tanto, como aficionado al fútbol, espero que Torres se despida del fútbol en el Atleti, porque tipos como él hacen creer al chico que sale de la cantera y sueña con ser un futbolista de club toda su vida.