Hace unos días Barcelona sufrió un atentado yihadista en el que al menos 14 personas han perdido la vida y ha habido más de 100 heridos. Toda la sociedad se ha volcado con las víctimas, e incluso algunas las han utilizado para su beneficio político.
Todos los sectores de nuestro país han hecho acciones para solidarizarse con los afectados: Desde los voluntarios y donantes hasta los que salieron en manifestación comunicando que no tenemos miedo. Eso está claro.
Como siempre uno de los grupos con más repercusión mediática son los deportistas. Desde Marc Bartra, que marcó un golazo y besó el brazalete negro que lucía en recuerdo a los fallecidos, hasta el Fútbol Club Barcelona, que lució el nombre de la ciudad en la camiseta como homenaje a las víctimas.
Por todos los campos de fútbol y canchas en los que se realizaban eventos deportivos han tenido un emotivo recuerdo para los afectados por el Atentado, desde el Alianz Arena hasta el Juventus Stadium en donde mezclaron el minuto entre silencio y aplausos. Unos actos que hablan de la categoría humana de las personas, de los dirigentes, de las aficiones y del público en general. No cuesta nada comenzar un poquito más tarde si para eso se rinde homenaje a unas víctimas inocentes de un atentado.
Pero hay algunos desalmados para los que un minuto de silencio es excesivo tiempo y se niegan a rendir un pequeño homenaje a quien lo merece: La situación se dio en el Mundial Master de Natación que se está celebrando en Budapest, Hungría.
Allí competía el gaditano Fernando Álvarez en la prueba de 200 metros braza.
El nadador, que representaba al Club Natación Cádiz, pidió a la Federación Internacional de Natación (FINA) guardar un minuto de silencio por las víctimas del atentado en Barcelona. La insensible federación le negó el homenaje debido a cuestiones de tiempo, entonces le deportista, en el inicio de la prueba, en vez de salir, guardó el respectivo minuto de silencio, dejando la competición a un lado y cuando finalizó ese minuto comenzó su prueba en la piscina.
Este acto demuestra que el deporte es lo más importante de lo menos importante, y que hay cosas que merece la pena homenajear a pesar de que se pierda una oportunidad de competir. La FINA ha quedado en muy mal lugar y Fernando Álvarez ha demostrado tener corazón, coraje y responsabilidad. Desde aquí nuestro reconocimiento a este gaditano que bien nos representa a todos y a todas.