La Vuelta a España lo ha confirmado: las azafatas ya no besarán a más ciclistas en el podio. En su lugar, se introducirá la figura del azafato que, junto a la bella señorita, se encargarán de otorgar al campeón de cada etapa su ramo de flores; pero ojo, sin tocar -y mucho menos besar-.
Esto ya sucedió en la primera edición de la competición española donde el ganador, un francés de cuyo nombre no quiero acordarme, se acercó a la señorita y la besó en la mejilla. Esto provocó el estupor de la joven que salió espantada del podio. A día de hoy, con un siglo nuevo, nos parece normal.
Sí, nos parece normal. Ni bien, ni mal, sino normal. Sino, no habríamos levantado todo este revuelo tras conocer la nueva medida que tomará la dirección de La Vuelta a España.
Ahora bien, que no les engañen. La medida consiste en la suspensión del tan famoso beso después de alzarse con el podio. Pero las azafatas seguirán ahí, sólo que, a partir de ahora, contarán con el apoyo de una figura masculina, un azafato. Huele raro, ¿verdad? Si lo que se busca con la implantación de este nuevo 'trato' en el podio es evitar la cosificación de la mujer, eliminar a esa 'mujer florero', ¿por qué no, simplemente se suprime?
Un paso por delante
Antes de que se me echen encima con el tan recurrente argumento de que eso supondría dejar sin comer a cientos de familias y personas honradas que sólo trabajan para ganarse el pan, les diré que en La Vuelta al País Vasco ya se implantó esta medida.
Y no, no supuso una crisis por toda la gente que se podría quedar en paro. En dicha competición, las personas que se encontraban en el podio acompañando al vencedor de cada etapa eran responsables de la organización y personalidades destacadas.
En el Tour Down Under de Australia, la imagen de la mujer azafata en el podio, fue eliminada.
Tal es el grado, que el ministro de deportes de South Australian, Leon Bignell, admitió a ABC el respetable motivo por el que lo hizo: "No tiene mucho sentido que el Gobierno pague a las azafatas del podio, al tiempo que financia tratamientos psicológicos para ayudar a las chicas jóvenes con trastornos provocados por su imagen corporal".
La solución a la cosificación de la mujer en el podio de las competiciones ciclistas -véase automovilismo, tenis o cualquiera que deseen- no pasa por añadir una figura masculina, que 'proteja' o salvaguarde a la 'mujer florero'. Eso en el mejor caso, en el peor -ya no sé cuál es el bueno- será también cosificado y tratado como un objeto.