Un aficionado, un pequeño futbolista, un canterano, un debutante, un jugador imprescindible, un mito y finalmente una leyenda. Así ha sido Francesco Totti para la Roma, un jugador que ha demostrado ser fiel a su corazón, sin importarle el dinero que podía haber conseguido en otros clubes, no sólo cuando era un futbolista consagrado, sino cuando el AC Milán llamó por primera vez a su puerta para que ingresara en las categorías inferiores ofreciéndole una cantidad económica que no se podía menospreciar en su familia, donde andaban escasos de dinero.
Ser fiel a un sentimiento le ha hecho leyenda, siempre guiado por su madre Fiorella, la que él considera la matriarca de la familia, y la mujer que le ha sabido guiar en la vida, le enseñó desde pequeño que el dinero es sólo un camino hacia un final indeterminado, en el que puedes hacerte rico sin ser feliz, pero solo su corazón podría marcar el camino al triunfo. Roma es su casa, desde que tenía trece años ha pertenecido a la Roma, y el legado de su abuelo y enseñado por su padre nos ha hecho disfrutar durante 25 años de un gran capitán, que contra viento y popa ha lucido la capitanía de la Roma por todo el mundo.
Su palmarés deportivo puede que no sea todo lo abundante que debería ser, aunque tiene un Scudetto ganado en la temporada 2000/2001, dos copas de Italia (2006/2007, 2007/2008) y un Mundial conseguido en el 2006 como sus momentos álgidos de su carrera, el legado que deja esta enorme leyenda es mucho más.
Su bota de oro conseguida en la temporada 2006/2007 hizo que los grandes clubes pusieran el punto de mira en el jugador romano, pero este emperador decidió que ni el Real Madrid, calificado por él como “el club más fuerte del mundo”, pudiera desatarlo de la ciudad romana. Es el rey de Roma, y lo seguirá siendo para el resto de los días.
Un mural con su rostro muestra orgulloso la fachada del que fue su colegio, donde creció como persona, y sus fotos forman parte habitual de la ciudad romana. Incluso la firma deportiva Nike diseñó unas botas especiales, de edición limitada, para engrandecer aún más la leyenda de este guerrero. Unas botas bañadas en color oro, con el número romano diez en la lengüeta, con el número de serie en uno de sus laterales, ya que solo hay 2.500 pares de botas y con el apellido Totti en la parte posterior de la bota.
Pocos jugadores han sido capaces de mantenerse en su club durante toda su carrera profesional. Más si cabe un jugador de talla mundial que recibe años tras año ofertas de otros grandes equipos para que se marche a ganar más dinero y quién sabe si más trofeos de los que puede conseguir en el club de su vida. El amor de estos jugadores no se mide en la oferta económica ni en los títulos que se tiene en la vitrina personal de casa cuando se cuelgan las botas, sino se mide por el amor a un club, a un estadio, a una afición, a un sentimiento difícil de explicar pero que hace que estés cada fin de semana luchando por ellos, por aquello que sientes sin poder explicar.
Carles Puyol, Paolo Maldini, Steven Gerrard, Gary Neville, Paul Scholes, Ryan Giggs o Tony Adams son algunos de los grandes jugadores que han lucida la misma elástica desde el día que debutaron hasta el día que decidieron dejar de levantarse todos los días, y demostrar que han nacido para esto.
Totti es un leyenda viva, no solo de la Roma, sino del fútbol, un jugador que merece ser recordado por los valores que transmitía y por su profesionalidad dentro y fuera del terreno de juego. ¡Gracias Francesco!